Cuidado con las nuevas burbujas tecnológicas

La llamada burbuja “puntocom” fue una burbuja especulativa tecnológica que se generó entre 1995 y 2000 en el mercado de valores tecnológicos de EEUU, representado por el índice Nasdaq Composite de Nueva York, donde las empresas tecnológicas, de telecomunicaciones y de internet (llamadas “puntocom”) vieron incrementado rápidamente el valor de sus acciones. La salida a Bolsa de Netscape (compañía que ofrecía un navegador con el mismo nombre) en 1995, marcó el inicio de ésta burbuja. Desde entonces y hasta el 2000, se produjo una avalancha de operaciones en el sector “online”, en su mayoría fruto de la especulación. En concreto, la burbuja especulativa tecnológica se sustentó en promesas de grandes ganancias con baja inversión, fácil disponibilidad de capitales de riesgo, y nuevas empresas que ya no utilizaban los modelos de negocios y de organización tradicionales. Por ejemplo, estas empresas veían crecer de una manera desmesurada el número de sus clientes, a pesar de que tenían enormes pérdidas anuales o escasos beneficios.

La cima de la burbuja se alcanzó el 10 de marzo del 2000, cuando el mercado de empresas tecnológicas que formaban parte del índice Nasdaq Composite llegó al punto máximo de 5.048 puntos. El nivel de especulación era tan alto, que el valor de las empresas subía simplemente por tener en su nombre una “e-” (de “electronic”) como prefijo o un “.com” como sufijo. Entre el 10 de marzo de 2000 y el 30 de septiembre de 2002, el índice Nasdaq Composite de Nueva York perdió el 76, 8% de su valor. La burbuja especulativa se pinchó y provoco la crisis de las “puntocom”, una fuerte caída del valor bursátil de las empresas y las posteriores quiebras, fusiones y adquisiciones. Algunos estudios estiman que en el periodo 2000-2003 desaparecieron casi cinco mil compañías de internet por quiebra, fusión o adquisición.

Los mercados financieros viven en la actualidad con un miedo latente a que se haya desencadenado una nueva burbuja tecnológica y que esta pueda pinchar como en el año 2000. Una prueba que se introduce en este debate son los niveles récord que alcanzan los índices Nasdaq. Los datos del 8 de diciembre del 2014 sitúan al índice Nasdaq Composite y al índice Nasdaq 100 a sólo un 6% y 6, 7% de alcanzar los techos históricos del 10 de marzo del 2000, fecha de inicio del pinchazo de la burbuja tecnológica “puntocom” del 2000. En este contexto, en la prensa estadounidense y en los círculos financieros de Wall Street han vuelto a aparecer la temida palabra burbuja financiera tecnológica.

Parte de los analistas ya se cuestiona si las empresas tecnológicas están sobrevaloradas, tal y como sucedió en el 2000. Sin embargo, los analistas más optimistas señalan que la naturaleza y el comportamiento de las compañías tecnológicas incluidas en los índices Nasdaq han cambiado desde el 2000. En aquella burbuja tecnológica, las empresas eran valoradas por los mercados sin contar con un recorrido previo y las altas valoraciones de sus acciones se sustentaban en función del éxito futuro potencial. Los inversores formaban sus expectativas en función del futuro y en lo intangible. En la actualidad, las empresas tecnológicas tienen que demostrar que son capaces de generar beneficios y que tienen un proyecto solvente para obtener el apoyo de los inversores.