Discurso de PPK marca un hito en la historia

Impecable discurso del flamante presidente, Pedro Pablo Kuczynski. Conciso, convocante y consistente, con prioridades muy claras: salud, seguridad ciudadana, lucha contra la corrupción, agua potable, educación de calidad, formalización, reforma judicial, acceso a infraestructura y desarrollo de espacios públicos en ciudades sostenibles. Dibujó un gobierno corrido a la centro-izquierda, cercano a los postulados del candidato de AP, Alfredo Barnechea, durante la campaña electoral. Por ejemplo, dijo que no sólo le interesa el crecimiento económico sino el «crecimiento humano» de los peruanos y la igualdad de oportunidades. Anunció tolerancia cero a la corrupción e hizo un llamado a la unión de todos los peruanos y de todas las fuerzas políticas.

Su discurso marcó un hito en la historia de los discursos presidenciales, por ser el primero que no critica ni al gobierno saliente, ni a la oposición ni a nadie, mostrando una clara intención de tender puentes y gobernar escuchando las críticas. Por lo pronto, en vez de insistir en el paquete completo de reducciones de impuestos (IGV de 18% a 15% en cinco años, e impuesto a la renta de 28% a 20% en cinco años) y exoneraciones impositivas a las grandes empresas incluido en el libreto de su plan de gobierno, anunció tan solo la reducción del IGV en 1 punto a partir de enero de 2017, haciendo oídos a las críticas de especialistas.

Aun así, ese punto menos de IGV significará un sacrificio de alrededor de S/ 3 mil millones anuales en las arcas fiscales, lo que junto a los aumentos remunerativos ofrecidos en campaña, podrían llevar el déficit fiscal a un rango de entre 3,5% y 4% del PBI. La única forma de mitigar este impacto sería deshaciendo la reducción del impuesto a la renta dispuesta por el gobierno saliente, para volverlo de 28% a 30%, a contracorriente del paquete tributario postulado durante la campaña electoral.

Si PPK lograra destrabar rápidamente los proyectos de inversión públicos y privados que están en cartera, la economía podría dinamizarse y de paso se podría contar con una fuente de aumento de los ingresos fiscales, que eventualmente podría ayudar a mitigar el impacto negativo de la reducción del IGV. No obstante, dado que la reducción de este impuesto recién tendría efecto a partir del año entrante, durante el resto del presente año el consumo privado podría frenarse ante la postergación de decisiones de compra de bienes durables por parte de los consumidores.

El flamante presidente, Pedro Pablo Kuczynski, toma las riendas del país asumiendo como herencia un país sitiado por la delincuencia, la corrupción, la falta de gobernabilidad regional y una anomia social incubada en la pérdida de credibilidad del poder judicial, la policía nacional y la clase política. Además, más allá de la ayuda reactivadora circunstancial de un par de proyectos mineros, recibe una economía en desaceleración, con un déficit fiscal del orden del 3,1% hacia fines del 2016, con pérdida de competitividad y productividad, reservas internacionales debilitadas. Para reactivar la economía, el empleo, los ingresos y la recaudación fiscal, más importante que bajar impuestos será el avance en generar un clima de confianza, sustentado en una sensación de seguridad ciudadana, honestidad, y un Estado moderno y eficiente al servicio del ciudadano.

Felizmente el nuevo gobierno arranca con un buen gabinete de ministros, un presidente enchufado para pisar el acelerador a fondo en los cambios que el país necesita y un premier dialogante y sumamente ejecutivo. Sin embargo, afronta una oposición fujimorista enfrascada en un revanchismo miope, ue no le permite comprender la enorme responsabilidad que le compete de cara al futuro. En lo personal espero que más temprano que tarde esa actitud obstruccionista ceda el paso a una actitud de oposición constructiva. En esta hora aciaga de proximidad al bicentenario de la independencia, todo peruano bien nacido debería jugarse a favor del Perú. Unidos no nos para nadie.