Las amenazas proteccionistas de Trump contra China de las últimas semanas han puesto a la economía mundial al borde de un ataque de pánico. Si bien ya se sabía que Washington había impuesto aranceles del 25% a productos chinos por valor de US$ 200,000 millones, ahora Trump anunció gravar con 10% a otros US$ 300,000 millones de importaciones chinas, implicando que ahora todos los productos importados de China serán objeto de tarifas aduaneras punitivas.
En represalia China paró de comprar productos agrícolas estadounidenses y dejó que el yuan se devaluara, debilitado sobre todo por el anuncio de Trump de la posible cancelación de la ronda de negociaciones con China. El yuan alcanzó su valor mínimo de los últimos 11 años respecto al dólar al superar la barrera de los 7 yuanes por dólar.
En consecuencia, las bolsas tuvieron su mayor caída del año y el dólar se disparó respecto a las monedas de las economías emergentes. De rebote, ante la mayor incertidumbre, el precio del oro pegó un brinco inusitado, superando a mediados de la semana pasada los 1.500 dólares por onza troy; su pico más alto desde marzo de 2013, acompañando la trepada del valor del bitcoin en más de 93% entre mayo y junio.
Por el contrario, ante las castigadas perspectivas de crecimiento económico de China, el precio del cobre se derrumbó, llegando a su nivel más bajo desde junio de 2017, deteriorando las perspectivas de las exportaciones mineras y del PBI de Perú.
Dado que China consume la mitad de los metales industriales que exporta Perú y que se aguarda una ralentización de la demanda industrial china, el ministerio de economía peruano tendrá que revisar a la baja su proyección de exportaciones y de crecimiento del PBI, sobre todo porque la ola negativa externa confluye con la ola negativa inversora levantada por la crisis política y el recalentamiento de los conflictos sociales en torno a los proyectos mineros.
De materializarse las nuevas amenazas arancelarias de Trump, las exportaciones de China podrían caer alrededor de 2,8%, lo que podría implicar un crecimiento del PBI de China, ya no de 6.2% en 2019 y 6% en 2020, como se esperaba, sino de 6% y 5,5% respectivamente.
Otro precio que podría caer al piso a raíz de las tensiones entre EEUU y China es el del petróleo. Si como parte de sus represalias, China hace caso omiso a las sanciones de EEUU sobre el petróleo de Irán, y le comprara a ese país toda su producción, se podría inundar el mercado justo cuando EEUU está aumentando su oferta. Las sanciones han eliminado cerca de 2 millones de barriles diarios de suministro, contribuyendo a mitigar el impacto en precios de la creciente oferta estadounidense.
El problema no termina aquí, porque todo este cambalache comercial y cambiario se da precedido por síntomas de debilitamiento de la economía de EEUU, que ha llevado a la Reserva Federal (Fed) a adoptar una política monetaria expansiva, previéndose nuevos recortes de su tasa de referencia, a pesar de que el nivel de desempleo está en su punto más bajo desde 1969 y la inflación se mantiene debajo del umbral del 2%.
La propia Reserva Federal de Nueva York ha reconocido públicamente que el riesgo de una recesión en los próximos 12 meses ha alcanzado su nivel más alto desde 2008, cuando estalló la crisis de los bonos hipotecarios basura. Algunos indicadores sugieren una alta probabilidad de que EEUU entre en recesión entre enero de 2020 y marzo de 2021; sobre todo si se llega a concretar el último anuncio de boicot arancelario lanzado por Trump contra China
En el pasado, cada vez que la Fed bajó sus tasas de referencia estando la tasa de desempleo debajo de 4% (como es ahora), sobrevino una crisis económica.
Un indicador robusto para medir cuan cerca está una recesión es el diferencial entre los rendimientos del bono soberano a 10 años (título del mercado de capitales) y el bono a 3 meses. En EEUU, cada vez que el diferencial llegó muy cerca a cero o a terreno negativo, se produjo una crisis en los siguientes 24 meses.
Se puede apreciar que ese diferencial se volvió negativo en marzo y ya ha acumulado más de 3 meses en terreno negativo. La recesión de 2001, desencadenada por el boom de las acciones tecnológicas, llegó tras 9 meses de mantenerse en terreno negativo y 4 meses de haber vuelto a terreno positivo. La Gran Recesión de 2008-09 sobrevino 23 meses después de estar en terreno negativo y 6 meses de haber vuelto a terreno positivo.
A la luz de estos análisis, MAXIMIXE está revisando su proyección de crecimiento del PBI para 2019 y 2020. En los próximos días anunciaremos nuestras cifras, con un poco más de claridad respecto a la probabilidad de que proceda el adelanto de elecciones. Mientras tanto, a Dios rogando y con el mazo dándole al Congreso y al Ejecutivo, para que entren en razón y lleguen a acuerdos que le ahorren al país una posible recesión inducida desde afuera y acicalada desde adentro.