El mercado retail de medicamentos es uno de los negocios más apetitosos del país, debido a que la falta de cultura preventiva por el “pánico al médico” hace que la automedicación, o lo que es lo mismo consulta y venta directa en farmacia, determine que las ventas de medicamentos en boticas y farmacias sobrepasen los S/ 4,9 mil millones anuales, lo que representa el 64% del total del mercado de medicamentos del país (considerando hospitales, postas, centros de salud, establecimientos de EsSalud, establecimientos de las FF.AA, clínicas y farmacias). Y aún más, si a ese valor le sumamos las ventas de productos de tocador que se realizan en boticas y farmacias, la cifra global se sitúa en S/ 6,5 mil millones anuales.
Si excluimos las farmacias y boticas particulares, nos quedamos con las joyas de la corona: las cadenas de farmacias. Este modelo de negocio factura en torno a los S/ 3,6 mil millones entre medicamentos y productos de tocador y si sólo consideramos la venta de medicamentos, la cifra se aproxima a S/ 2,7 mil millones. Si bien en número de locales las boticas y farmacias particulares son más, en valor de venta cada establecimiento de las cadenas de farmacias factura mucho más, en promedio alrededor de S/ 1,2 millones al año más que lo que vende una típica farmacia independiente.
Con la fusión del conjunto de marcas de Quicorp e Inkafarma, el grupo Intercorp se hará del 90% de las ventas de medicamentos en cadenas de farmacias, y el 50% si consideramos el espectro total de farmacias y boticas y, por ende, el 15% del mercado total de medicamentos.
Pese a que Intercorp ha manifestado que las empresas se manejarán como si fuesen compartimientos estancos, y está claro que, en términos de número y venta, no son el único canal de expendio de medicamentos, nada le impide al nuevo conglomerado optar por una misma regla de precios que baje o suba de acuerdo con los intereses empresariales del momento.
Dicha situación preocupa pues podría afectar a varios perfiles de consumo, sobre todo aquellos de Lima Metropolitana en los que las boticas independientes son cosa del pasado, o aquellos que realizan compras de medicamentos en supermercados o centros comerciales, o los que compran a través del delivery o aplicaciones digitales. Todos ellos van a tener que atenerse a los precios que emanen de un altamente concentrado mercado de cadenas de farmacias.