¿Existen Razones para un Nuevo Modelo APP?

El modelo de asociaciones público-privadas (APP) se puso en cuestión tras la cancelación de las APP Aeropuerto de Chinchero y Gaseoducto del Sur Peruano. Pero, considerando que la política de promoción de la inversión privada del gobierno de PPK le otorga a la APP un rol protagónico para reducir el déficit en inversión en infraestructura (US$ 70 mil millones) con participación del sector privado, fue necesario revisar su vigencia, no obstante que sirvió para sortear las restricciones sobre endeudamiento público, justificándose en que se buscaba cumplir con normas fiscales.

Los principales cuestionamientos al modelo de APP fueron: (i) contratos de concesión mal diseñados, (ii) ineficiente asignación de riesgos, (iii) ausencia de una política sectorial que defina lo que “es negociable” y lo que “no es negociable”, (iv) elevados sobrecostos de financiación y ejecución, y (v) desalineamiento del modelo de APP con la naturaleza de los proyectos actuales.

Sobre el mal diseño, la razón giró en torno a que durante los últimos años PROINVERSION, en una gran parte de proyectos que licitó, habría hecho al mismo tiempo las veces de concedente (sector) y de promotor. En cuanto a la ineficiente asignación de riesgos, se explica porque PROINVERSION se habría sentido impulsado por las metas de inversión comprometidas y plazos que le imponía su Consejo Directivo (integrado por Ministros de Estado), primando la necesidad de firmar el mayor número de contratos, en desmedro de aceptar que el Estado asuma riesgos que en otra situación hubiera sido inaceptable. Mientras que, en cuanto a la ausencia de una política sectorial, ésta se evidenció en la heterogeneidad de condiciones de participación público-privada para proyectos de un mismo tipo y sector, evitando señales claras al sector privado sobre las expectativas que debe hacerse sobre lo que “es negociable” y lo que “no es negociable”, evitando que eso lo definan caso por caso los técnicos de PROINVERSION. Y, sobre los elevados sobrecostos de financiación, se explica porque en los últimos años, en el mercado financiero internacional se hecho cada vez más difícil que los concesionarios obtengan préstamos a largo plazo a costos menores que los de deuda pública, debido al riesgo percibido y a la incertidumbre sobre cuál será el rumbo que tomará el crecimiento mundial en los próximos 10 años. Lo que evidencia que las APP se volverían prohibitivamente costosas.

Finalmente, en cuanto al desalineamiento del modelo anterior de APP, se explicó porque el mercado peruano de APP no cuenta con muchos nuevos proyectos rentables que puedan derivar en APP autofinanciadas, sino más bien proyectos que requieren altos niveles de cofinanciamiento por parte del Estado. En la práctica, esta situación con el actual modelo de APP ha perdido vigencia, porque ya no es la empresa privada la que únicamente asumirá la obligación de invertir su propio dinero y a cambio el Estado le garantice el monopolio en el suministro del servicio que brinda la infraestructura, permitiéndole obtener un retorno sobre el capital cobrando a los usuarios de la infraestructura; sino que, ahora, es el Estado quien también invierte desde el inicio en la infraestructura.

Esperamos que el nuevo modelo supere estos cuestionamientos, principalmente rompiendo con el paradigma de que un proyecto necesariamente tiene que ser desarrollado íntegramente sólo por el sector privado.Si el Estado busca que la eficiencia se produzca en la provisión del servicio que brinda la infraestructura y no en el diseño y construcción de la misma, estando en mejor posición para financiar la inversión a menor costo, con creces se justifica que la APP sólo se pacte para la operación de la infraestructura, dejando en manos del Estado el rol de diseño y ejecución de la infraestructura con el concurso de profesionales del sector privado bajo la modalidad de obra pública. Pero, será indispensable bajo este nuevo modelo, que el concesionario apruebe el diseño de la infraestructura y supervise la ejecución de la obra, en el entendido que será él quien a futuro va a explotar la infraestructura y no deberá excusarse de alguna ineficiencia porque no tuvo a su cargo directamente el diseño y la construcción de la obra.

Así el ritmo de la inversión tomará mayor dinamismo.