El nuevo gobierno japonés bajo el Primer Ministro Shinzo Abe, que ya estuvo de Primer Ministro anteriormente, un año desde setiembre del 2006, y tuvo que renunciar ante la gran caída en su nivel de aprobación y tras una serie de escándalos por miembros de su Gabinete, se enfrenta a problemas que arrastra la economía japonesa desde que en 1990 revienta la “burbuja económica” originada en la segunda mitad de la década de 1980. Estos problemas son la deflación, el bajo crecimiento económico, el alto valor del yen, su abultada deuda externa, entre otros.
Sin embargo, en las últimas semanas, ante la victoria inminente de Abe y especialmente después de su victoria en las elecciones para la Cámara Baja del 16 de diciembre último, algunos índices económicos del país como el valor del yen, que alcanzo un nivel altísimo de casi 75 yenes a mitad del año 2012, y el valor de las acciones en la Bolsa de Valores, que este año estaban en un nivel muy bajo, empezaron a variar hacia una mejor dirección.
La moneda japonesa se ha devaluado más de 10% desde octubre y el Índice Nikkei de la Bolsa de Valores de Tokio ha aumentado casi 20% desde noviembre cuando una victoria del Partido Democrático Liberal se hacía más probable, pero la deflación continua, los precios siguieron cayendo en noviembre y la economía japonesa, medido por su producción industrial, también cayó en noviembre.
Frente a esto, el gobierno japonés tiene la intención de usar agresivamente su política fiscal y monetaria pasa sacar a Japón de la recesión y deflación. El nuevo Ministro de Finanzas Taro Aso, que fue Primer Ministro un año desde setiembre del 2008, dijo en una entrevista en la televisión estatal NHK el jueves 27 de diciembre, que el Banco de Japón (su Banco Central) debe fijar una meta de inflación de 2% (el doble de lo considerado por el Banco) y tener una política monetaria más agresiva pues se ha mostrado hasta ahora algo displicente en ello y desconsiderado en su combate a la deflación. También anuncio más gasto gubernamental, en obras públicas para reactivar la demanda y la economía. Aso indico que el temor de que la política monetaria de inyectar más dinero en la economía genere inflación es algo infundado, como se ha visto en los ultimos 20 años, y que también el hecho de que el gobierno gaste más dinero y aumente la deuda y de que esto genere inflación y haga subir la tasa de interés también es infundado, pues comparado con 1990 (desde cuando justamente se empezó a usar políticas monetarias y fiscales activas para enfrentar las consecuencia del rompimiento de la burbuja económica), la deuda del país es dos veces el tamaño de su economía (aumento el doble en los ultimos veinte años) pero no ha habido inflación sino mas bien deflación, y tampoco la tasa de interés ha subido, sino mas bien ha bajado (a menos de la mitad).
Taro Aso también ha dicho de que la elevación del impuesto al consumo, que se aprobó bajo el anterior gobierno y que fue una de las razones de su derrota, no se llevara a cabo hasta que la economía empiece a crecer.
En todo caso la incógnita es si funcionaran esas medidas pues en verdad ya fueron probadas por el PDL en sus largos años en el poder en estas dos últimas décadas y por también Abe y Aso cuando eran Primer Ministros. El problema es que aunque la política monetaria sea bastante agresiva y haya abundante dinero disponible y barato (la tasa de interés es actualmente casi cero), las empresas no se prestan para invertir pues ven que la demanda interna no aumenta y también pues ahora la demanda externa es baja, por la recesión en Europa, y la poca demanda de China, esto último por los problemas entre este país y Japón por una disputa territorial. Además el alto valor del yen hace poco competitivo las exportaciones japonesas.
Por el momento el anuncio de medidas agresivas ha tenido como efecto que el yen se devalué un poco, lo que favoreceré a las exportaciones japonesas, y que la Bolsa de Valores de Tokio mejore, con el valor de las acciones que alcanzo un nivel de más de 10, 000 yenes, que es aun ¡menos de lo que estaba hace 30 años! El yen se ha devaluado hasta 86 yenes, que es aun un tercio de su valor de hace 27 años cuando se inicio la “burbuja económica” que vio que el precio de la acciones y el valor del terreno subieran a partir de la segunda mitad de la década de 1980 para reventar a fines de esta década.