Los volúmenes de peces que antes existían ya no son los mismos. Ya no es tan rentable pretender vivir de su captura como antes. Ese es el escenario de vida del poblador costero.
La pesca industrial de anchoveta, para los que se dedican a ella, no les genera empleo mas allá de 60 o 70 días al año, forzándolos a convertirse en supervivientes laborando en cualquier empleo temporal.
Las poblaciones de peces son recursos renovables; pero solamente si se tiene cuidado de permitirles renovarse, podrán explotarse indefinidamente. Por ello se impone una ordenación adecuada, lo que significa que las cantidades capturadas deben mantenerse dentro de los límites ecosistémicos definidos científicamente. Las pesquerías deben regularse para que sean sostenibles. Tenemos la grave responsabilidad y el deber de actuar con precaución, colocando en primer lugar, las necesidades alimentarias de nuestra propia población.
Es necesario tener en cuenta los impactos medioambientales y ecosistémicos así como los aspectos institucionales. Para la ordenación de cualquier recurso es necesario disponer de la capacidad técnica y legal para controlar el acceso al mismo y contar con los medios para efectuar ese control.
Se requiere mayor cantidad y calidad de información científica sobre las especies del dominio marítimo peruano y sus aguas continentales.
Se puede innovar en regulación pesquera en beneficio de todos si los diversos estamentos de la colectividad pesquera concordaran sus iniciativas. Debemos superar aquello que nos coloca en posiciones antagónicas cuando en el fondo estamos del mismo lado. Cada quien con una visión defensiva de sus intereses que tiene que ser conciliada en beneficio del país en el largo plazo. Lo que la ciudadanía en su conjunto requiere, más allá de la tecnicidad y complejidad de la administración y regulación de las pesquería, es que se vean resultados concretos que satisfagan expectativas y requerimientos simples.
Cómo se llega a cumplir estos objetivos es el resultado de una adecuada decisión y voluntad política ejecutada por funcionarios y técnicos que apliquen su experiencia y la ciencia necesaria para ello.
La ciudadanía no quiere seguir siendo espectadora de confrontaciones públicas. No quiere ser más un objeto necesario y usado solamente para legitimar intereses empresariales ni políticos. Quiere resultados. Quiere ser el objetivo de políticas que le brinden bienestar, seguridad y alimento accesible.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a MAYO 2015.