En la Cumbre de Baviera (Alemania) los mandatarios del G7 acordaron reducir el uso de combustibles de carbono. Los siete países (Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos) afirmaron que se comprometen a que sus economías tengan menos emisión de dióxido de carbono y limitar el aumento de la temperatura a los 2 grados centígrados, un límite que los científicos dicen que puede evitar los efectos más devastadores del cambio climático.
“Estamos comprometidos a hacer nuestra parte en la consecución de una economía global baja en carbono en el largo plazo, incluyendo el desarrollo y uso de tecnologías innovadoras y nos esforzaremos en la reestructuración del sector energético para el año 2050″, según un comunicado conjunto.
Según Angela Merkel, anfitriona de la cumbre, los miembros del G7 quieren “normas vinculantes” para un acuerdo sobre el cambio climático que debe ser cerrado en la COP21, que se llevará a cabo en diciembre en París.
Merkel resaltó que el objetivo de la comunidad internacional debería ser alcanzar a finales de siglo, una economía mundial libre de carbono y reducir considerablemente las emisiones de CO2.
Además, los siete países más industrializados han indicado su voluntad de aumentar las contribuciones al Fondo Verde para el Clima, un instrumento aprobado en el 2009 para ayudar financieramente a los países más afectados por el calentamiento global en desarrollo. Este mecanismo debe estar dotado con US$100 mil millones por año a partir del 2020, pero por ahora los compromisos anunciados no llegan a esa cantidad.
La decisión del G-7 es otra señal de que el fin de la era de los combustibles fósiles es inevitable, y que es imparable el comienzo de la edad de las energías renovables. Ahora los países del G7 deben aumentar la ambición de sus planes climáticos nacionales, con el fin de hacer su parte justa de cumplir con el objetivo global que se perseguirá en la COP21.