La derogatoria de los Decretos Supremos que puso, aparentemente, fin al conflicto entre el Estado y algunos gremios de pescadores artesanales por la exploración de petróleo en el mar, no ha constituido en realidad la finalización del tema.
Desde la promulgación del referido DS hay 120 días, desde el 24 de mayo, para que se presente el Reglamento de Participación Ciudadana para la realización de actividades de hidrocarburos.
Esto significa que el tema volverá a estar sobre la mesa, pero con la asistencia, opinión y participación de los ciudadanos involucrados, que no son solamente los pescadores sino las poblaciones costeras de las zonas de exploración involucradas.
Dado que entre las razones expuestas por el Ejecutivo para la derogatoria, se dice que la población no estaba debidamente informada, el asunto es ¿cómo reaccionará la población objetivo ante la “campaña de información que se viene”? Si solamente dependerá de la campaña que realice la industria, que será técnicamente convincente y de la sicología aplicada que será brillantemente ejecutada, es probable que la población sea convencida, por lo cual tendremos más petróleo para nuestra nueva refinería, aunque eso no significa que el precio de los combustibles baje. El PBI crecerá y el país seguirá creciendo. Pero ¿es esto totalmente cierto?
En las próximas semanas y hasta fines de setiembre, la industria petrolera que, obviamente, dice “sí” a la exploración, empezará una agresiva campaña de información y concientización sobre el público objetivo a fin de convencerlo de apoyar la exploración petrolera en el mar, para lo cual aducirán su impacto favorable en el PBI, la generación del canon respectivo y el aumento de empleo, así como las seguridades de que no hay riesgos de derrame o contaminación del ecosistema. Lo harán con la fuerza y calidad que les permite los medios económicos a su disposición.
Los que dicen “no” al petróleo deberán buscar una mejor forma de organización, de unidad y de información que respalde al “no” y oponer una argumentación al “sí”, del mismo nivel, fuerza y calidad. Las poblaciones costeras, debidamente informadas, finalmente expresarán su voluntad.
Lo más apropiado y sano es que a partir de ahora, todos los pescadores artesanales e industriales y los pobladores costeros, se preparen para tomar decisiones en su momento. Eso significa que deben investigar sobre el tema, analizar, formar grupos de debate y formarse su propio juicio, su propia opinión y tomar su propia decisión. La internet ofrece un excelente medio para la búsqueda personal de información. Solo es cuestión de voluntad y decisión para informarse en forma amplia, pensar y opinar con propiedad.
El lobby que vendrá será inmenso. La única forma de defender ideas y decidir lo correcto es utilizando el conocimiento amplio del tema, que colocará al ciudadano en posición adecuada para enfrentar la manipulación, venga de quien venga.
Con toda la información de las campañas a favor y en contra de la explotación petrolera que vendrán, analizada y procesada en forma individual, recién los ciudadanos estarán en condición de dar una opinión y defenderla con todos los medios a su alcance.
La decisión final quedará en manos del Gobierno, quien deberá evaluar su actuación en función no solo de lo legal, sino de lo debido y de la voluntad popular, a quien se debe.
Si deciden que se explote el petróleo en el mar o no, será una decisión razonada y cada quien asumirá la responsabilidad de sus actos y opiniones.
El mismo esquema de actuación podría aplicarse a las corrientes de opinión que buscan la creación de zonas de pesca de penetración en el sur.
De la misma manera tenemos que aprender a evaluar a los candidatos políticos que pretenden administrar nuestros recursos naturales y económicos en las próximas elecciones, porque de eso se trata finalmente: de quién y cómo maneja nuestro dinero. El resto del discurso es irrelevante.
Cuando alguien nos diga esto es bueno, o esto es malo, preguntémonos ¿para qué? y ¿para quién?