Déficit fiscal y deuda pública en EEUU: ¿el cielo es el límite?

Al calor de la crisis financiera, el déficit fiscal de EEUU está alcanzando niveles insostenibles. En el año fiscal 2009 sólo el déficit del gobierno federal rebasará el 8, 3% del PBI norteamericano, incluyendo el costo del paquete anti-crisis anunciado por el presidente electo, Barack Obama (US$ 750.000 millones). Este enorme hueco se va a financiar con más deuda pública, la que actualmente ya rebasa los US$ 10, 6 billones, sin contar los intereses, como producto de la acumulación de déficits tras déficits durante la era Bush; obra de una alegre política de reducción de impuestos y expansión del gasto. Aproximadamente la mitad de esta deuda es de acreedores extranjeros y privados, mientras la otra mitad está constituida por promesas de repago a largo plazo al fondo de seguridad social y a otros fondos estatales.

Fundamentalmente es el haber tomado prestados los recursos de la seguridad social a costo cero lo que le ha permitido al Tesoro Americano seguir emitiendobonos a bajas tasas. Lo que más alarma no es el monto en sí – que ya supera lo que las familias americanas consumen en un año – sino su tendencia desbocada. Sólo entre el 2000 y el 2007 subió 50% y a partir de la eclosión de Wall Street su aceleración se ha vuelto infernal. La estrategia de salida a la crisis es una suerte de escape hacia delante. El fisco norteamericano está convaleciente y se ha hecho dependiente de las inyecciones de deuda. Pero cada vez será más difícil acceder a ellas, porque en los próximos años el Tesoro deberá comenzar a devolver los fondos de la seguridad social para cubrir la jubilación de los ‘baby boomers’, mientras que acreedores extranjeros como los gobiernos de Japón y China necesitarán invertir más internamente. Esto significa que, a la corta o a la larga, las tasas de los bonos del tesoro americano subirán, a la par con una presión a la baja del dólar.