Humala necesita construir credibilidad

Como era previsible, hoy la bolsa de valores tuvo su peor desplome histórico tras conocerse los resultados de la segunda vuelta electoral, debido al enorme déficit de credibilidad económica que proyecta la propuesta económica del presidente electo, Ollanta Humala. Construir credibilidad económica lo más pronto posible será fundamental para el éxito de la gestión del nuevo gobierno, porque sin ella se cortará la inversión, se desacelerará la economía, aumentará el desempleo y la pobreza.
La teoría económica enseña que una misma política económica puede generar mejores o peores resultados, dependiendo de cuan sostenible es percibida por los agentes, por lo que mejores resultados se obtienen de políticas creíbles. Las empresas toman decisiones en función a sus expectativas respecto de lo que será la política económica, más allá de lo que el político dice que será, guiándose por la historia, la sicología y la lógica. La probabilidad de éxito de la política económica crece en la medida que las convicciones de los empresarios acerca de ella se aproximen a la opción finalmente elegida. Por tanto, convencer a todos que se mantendrá una opción de política es fundamental para la gobernabilidad. La credibilidad de la política económica descansa fundamentalmente en el manejo de cuatro factores fundamentales: la consistencia de metas, la consistencia temporal, la transparencia de información y la reputación.
La política económica debe plantearse metas consistentes para ser creíble. Las leyes de la aritmética y la economía constriñen la factibilidad de alcanzar muchas metas simultáneamente. Al percibir los agentes que una opción de política no es factible por pretender alcanzar muchas metas en conflicto, ellos perciben que esa política no se llevará a cabo, será cambiada o colapsará. Es el caso del anuncio de una política que incrementa el gasto público sin tener fuente visible de financiamiento, implicando una expectativa de un creciente déficit fiscal. La incompatibilidad de metas no siempre es tan evidente y para descubrirla a veces se requiere altas dosis de sofisticación analítica. Los inversionistas mejor informados normalmente la descubren, sacando sus manos del fuego a tiempo sin hacer ruido, a la espera de oportunidades de las grandes ganancias que siempre brindan los colapsos o reversiones de políticas económicas inconsistentes.
Una política económica requiere consistencia temporal para ser creíble y ella existe si se percibe que será mantenida aun cuando varíen las circunstancias, al conocerse que la adherencia a ella es absoluta por parte del gobierno. Una forma de asegurar la consistencia temporal es limitando la discrecionalidad para tomar decisiones a través de reglas que el gobierno tenga un incentivo de cumplir. Otra forma es desarrollando capacidad de compromiso con un patrón de política, usándola como mecanismo para bloquear el riesgo de iniciativas populistas en contingencias particulares.
La falta de transparencia de información es una de las principales fuentes de incertidumbre respecto a la política económica. La transparencia de información sirve para monitorear y verificar la senda de la política económica, y evita que los agentes crean que han ocurrido cambios en la política económica cuando en realidad no ha sido así. Desde otro ángulo, la carencia de agentes bien informados tiende a incentivar al gobierno a realizar cambios de política, al asumir que tal desviación no llegará a ser percibida. El resultado es una política económica con baja credibilidad.
Los gobiernos, como las personas, adquieren reputación a través del tiempo que incide en los juicios de valor que realizan terceros acerca de su posible conducta en el futuro. Una reputación ganada para un patrón de política es un obstáculo para lograr la credibilidad en el establecimiento de un nuevo patrón de política. La gente suele pensar que la pesada carga de la historia revertirá toda nueva iniciativa en un gobierno que ha ganado reputación empujando la política contraria.
Cómo podrá revertir el presidente electo, Ollanta Humala, la brecha de credibilidad que ya está afectando a su futuro gobierno, aun sin haber asumido el mando. Cómo logrará convencer que el cambio hacia la ortodoxia económica que anunció hacia el final de la campaña electoral lo alejará definitivamente de su heterodoxia económica original. Para ello deberá convencer a los agentes económicos que dicho cambio será sostenible en el tiempo, y no será flor de un día. Es decir, deberá convencer que se trata de un cambio verdadero y no de acomodos marginales o cosméticos. Mostrar que el cambio es verdadero permite dar una señal más contundente de la voluntad de seguir el nuevo patrón de política.
Establecer una reputación nítida en relación a un nuevo patrón de política toma mucho tiempo. La única manera de acortarlo es convocando a personalidades que ya cuenten con esa reputación, claramente identificadas con los beneficios de largo plazo de la ortodoxia. En el Perú hay personalidades independientes que cuentan con esa reputación y que bien haría el flamante presidente en convocarlas. Hojas de vida sobresalientes y sin mancha.