Esta semana en el diario La Nación de Argentina el economista Orlando J. Ferreres publicó un artículo en el que describe la evolución de la estructura del empleo en la Argentina entre el 2001 y el 2015. En esta entrega utilizando los datos oficiales del INEI hacemos una comparación de los datos de empleo del Perú y los comparamos con los de la Argentina para ilustrar la gravedad de nuestra situación.
En la Tabla 1 se presentan la estructura de la población y el empleo para la Argentina en millones de personas y en estructura porcentual. El año 2001 fue el año en que la Argentina salía de la convertibilidad y de una de sus crisis más agudas de su historia. La población económicamente activa (PEA) si bien creció entre el 2001 y el 2015, como porcentaje de la población total es una de las más bajas de Latinoamérica debido a su estructura etaria. La población promedio de Argentina es una de las de más edad de la región.
Lo que salta a la vista es el incremento del empleo del sector público que se casi se duplicó en los últimos 15 años. El incremento del empleo del sector público es el que ha permitido reducir el desempleo del 20.8% al 9.1% y mantener el nivel del empleo informal en 20% pero a costa de una distorsión de los precios relativos de la economía argentina y una serie crisis fiscal.
En la Tabla 2 se presentan similares números para el caso peruano para los mismos años. La fuente ha sido el informe del INEI “Evolución de los Indicadores de Empleo e Ingreso 2004 – 2015” publicado en el mes de Julio de este año. Hemos desagregado el empleo informal en independientes y subempleo informal para resaltar el hecho de que en el Perú hay un número significativo de trabajadores informales que tiene ingresos superiores al valor de la canasta básica que es la definición de subempleo.
En la Tabla 2 destaca el hecho de que el empleo informal si bien ha bajado del 79.2% en el 2001 a 70.3% en el 2015, el nivel de informalidad laboral aún es muy elevado especialmente si lo comparamos con el nivel de 20.2% de Argentina. El hecho de que la PEA como porcentaje de la población total en el Perú sea mayor que en Argentina se explica por mayor nivel de edad de la población promedio de Argentina.
También es destacable que el nivel de desocupación en el Perú sea casi la tercera parte que en Argentina. Esto se explica por el hecho de que en Argentina existe seguro de desempleo equivalente a aproximadamente US$ 200 dólares mensuales por un periodo de 2 a 8 meses otorgados a partir del siguiente mes al despido para los trabajadores, según el número de meses aportado previo al despido. En el Perú el nivel de desempleo abierto es mínimo porque no hay incentivo a figurar como desempleado. La ausencia de un seguro de desempleo obliga al trabajador peruano a incorporarse a las filas del subempleo informal. El diseño de un seguro de desempleo como el que propone el gobierno debe considerar el potencial efecto sobre los actuales niveles de desempleo.
En el caso peruano, el empleo formal se distribuye entre los empleados privados, públicos y los independientes. Los independientes corresponden a los patronos y profesionales independientes (doctores, abogados y dueños de negocios unipersonales) y esta categoría se ha incrementado significativamente en los últimos 15 años pasando de representar 0.8% de la PEA ocupada en el 2001 a 5.5% en el 2015. Por su parte, el número de empleados públicos casi se ha duplicado en los últimos 15 años pasando de representar el 6.4% de la PEA en el 2001 a 9.1% en el 2015. Este incremento se ha dado mayormente en los últimos 5 años con el gobierno de Humala.
Si bien el número de empleados públicos como porcentaje de la PEA ocupada en el caso peruano está por debajo del registrado en Argentina, si nos da una idea de lo que podría suceder con la economía peruana de continuarse incrementando como ha sucedido en la Argentina. El incremento de los empleados públicos en Argentina se ha dado como medio para combatir las altas tasas de desempleo. En el Perú, especialmente en los últimos años, el incremento de empleados públicos se ha dado como consecuencia del aumento de programas de asistencialismo. En ambos casos los incrementos de burocracia no se han traducido en incrementos de productividad sino en deterioro de las cuentas fiscales y en crecientes déficits económicos. El nuevo gobierno de Argentina ha iniciado una profunda reforma para revertir el proceso de burocratización de la década pasada. La situación del Perú no ha llegado a los niveles extremos de Argentina pero es necesario cambiar la tendencia registrada en los últimos años para evitar llegar a situaciones que comprometan la estabilidad fiscal.
La situación del empleo informal, a diferencia de Argentina, en el Perú es dramática. Nos ha tomado 15 años de crecimiento económico significativo bajar los niveles de informalidad laboral de 79.2% a 70.3%. Si continuamos con esta tendencia nos tomaría más de 50 años para llegar a tener niveles de informalidad semejantes a los de Argentina. La experiencia de los últimos 15 años nos indica que el crecimiento económico por sí solo no es suficiente para reducir la informalidad. La reducción del IGV o la implementación de medidas aisladas no solucionarán el problema. La informalidad tiene diferentes características en cada sector económico. La informalidad en el agro tiene características diferentes a la informalidad en la minería, en el comercio o en el transporte.
El combate a la informalidad requiere un esfuerzo multisectorial que contemple un análisis profundo de la realidad del sector informal en cada sector. Difícilmente el actual gobierno cumplirá con su promesa de reducción de la informalidad laboral al 30% de la PEA ocupada en 5 años sin contar con un plan integral multisectorial.