¿Estamos en Recesión?

El ministro de Economía y Finanzas ha declarado esta semana que “…no es correcto hablar de recesión. Ha habido dos choques puntuales, pero a pesar de eso el empleo se ha recuperado”. El ministro atribuye la reciente caída del PBI a dos factores: el fenómeno El Niño, que perjudicó especialmente al Sector Pesquero y la crisis de fertilizantes, que afectó al Sector Agropecuario.

Sin embargo, las estadísticas publicadas por el INEI parecen indicar que no se trata solamente de “choques puntuales”. En el Gráfico 1 se presenta la evolución  anualizada del PBI real mensual para el período Jun-2022 – May-2023. Observamos que el crecimiento  promedio  en el trimestre Dic 22 – Feb 23 fue negativo  (-0.19%) y el promedio en el trimestre Mar-23 – May-23 fue aún más negativo (-0.3%), es decir dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.

Una recesión se define como una disminución prolongada de la actividad económica, distribuida en todos los sectores, que se refleja en caídas , del PBI real, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y las ventas al por mayor y al por menor. Por razones prácticas, en muchos países una recesión se define como una caída del PBI  durante dos trimestres consecutivos, que es la situación actual de nuestra economía.

El Ministro peca de optimista al afirmar que la situación actual es temporal y que tendremos una recuperación vigorosa en el resto del año. El indicador de antecedencia del crecimiento del PBI más usado es el crecimiento de la demanda de electricidad (por su disponibilidad inmediata). Los datos del crecimiento de la demanda de electricidad para los meses de Junio y Julio no son nada optimistas. En el Gráfico 2 se presenta la evolución mensual del crecimiento anualizado de la demanda de electricidad que publica el Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES) en su página web.

Observamos que el crecimiento de la demanda de electricidad se ha desacelerado significativamente en el mes de Mayo, que coincide con la caída del PBI de 1.43% reportado por el INEI. El problema es que la desaceleración de la demanda de electricidad ha continuado en los meses de Junio y Julio y por lo tanto se esperarían disminuciones en  el PBI en estos meses, con lo que se confirmaría la recesión económica. Según los datos del INEI, la mayoría de los sectores económicos productivos, con la excepción de Minería y Electricidad, Gas y Agua, presentan crecimientos negativos. No solo los sectores productivos sino también los sectores de  servicios, como las telecomunicaciones y el sector financiero, muestran caídas.

Otro indicador de antecedencia de la actividad económica es el crecimiento de los ingresos tributarios. En el Gráfico 3 se presenta la evolución del crecimiento interanual de los ingresos tributarios reales (descontando la inflación) para el periodo Mar-22 – Jun-23. Observamos que, en los últimos dos trimestres, los ingresos tributarios han disminuido significativamente, por encima del  14%, en promedio.

El comportamiento de los ingresos tributarios no solo revela el nivel de recesión económica por el que atraviesa el país, sino que revela también la situación precaria de las cuentas fiscales, cuyo déficit  se incrementa mes a mes.

El ministro argumenta que no estamos en recesión porque el empleo se está recuperando. Sin embargo, las cifras del empleo citadas por el ministro se refieren al sector formal y no contempla el sector informal, que es el mayoritario y que, según datos del INEI, continúa incrementándose como porcentaje de la fuerza laboral.

Aun en el sector formal, la creación de nuevos puestos de trabajo viene desacelerándose y en algunos sectores, como el de construcción, el crecimiento es negativo. A esta situación hay que agregarle la caída en términos reales de los ingresos promedio, que se traduce en una caída en términos reales de la masa salarial, que se viene arrastrando desde noviembre del 2022. Todo esto se da en un escenario de disminución  de la inversión privada, lo que no augura una recuperación del nivel de empleo en el corto plazo.

Lo peor es que esta situación recesiva se da en un contexto de inflación aun no controlada. Si bien el nivel de precios al consumidor a nivel nacional en el mes de Junio se contrajo en 0.16%, la inflación anual aun continua en 6.71%, bastante lejos de la inflación meta del BCRP de menos de 3%. Esta situación coloca al BCRP en una encrucijada. Si baja la tasa de interés de referencia para contrarrestar la recesión económica, corre el riesgo de echar leña a la hoguera inflacionaria. Si aumenta la tasa de interés corre el riesgo de profundizar o prolongar la recesión. Lo cierto es que estamos pagando el error de no haber reprimido la inflación a tiempo, con una política de ajuste de las tasas de interés más agresiva y oportuna. Lo más probable es que la decisión del BCRP en los próximos meses se vea atada al comportamiento del FED americano.

Mientras tanto el MEF tendrá que revisar significativamente su Marco Macroeconómico Multianual que tome en cuenta  la caída de los ingresos tributarios y la desaceleración de la economía y adopte medidas para  hacer frente al inminente fenómeno del Niño. Lamentablemente el plan “Con Punche Perú” se ha limitado  a obras de prevención del fenómeno del Niño. No se vislumbran medidas concretas por parte del gobierno, destinadas a impulsar la inversión privada y la generación de empleo formal productivo.

Según datos del INEI, en el primer trimestre de 2023, el crecimiento del PBI real en términos anuales del Perú se ubicó en el penúltimo lugar de las 17 economías más grandes de Latinoamérica. Solo Chile con una caída del 0.6% estuvo por debajo del 0.4% del Perú. Paraguay con 5.2% y Brasil con 4% lideran la lista, seguidos por Costa Rica (4%) y México (3.7%). Lejos están las épocas en que la economía peruana lideraba el crecimiento económico de la región.