El Parque Eólico Gemini, ubicado en el Mar del Norte neerlandés, es uno de los mayores proyectos de energía eólica marina del mundo. Con una capacidad instalada de 600 MW, su infraestructura permite abastecer de energía limpia a más de 1,5 millones de hogares.
La estructuración financiera del proyecto utilizó un enfoque de project finance, una técnica que se caracteriza por la estructuración de la deuda y el equity en función de los flujos de caja generados por el proyecto. Los activos del proyecto también sirvieron para garantizar la deuda.
La estructura de capital del proyecto se conformó con una combinación de deuda y equity. El equity fue proporcionado por el consorcio intregrado por Northland Power Inc. (60%), Siemens Financial Services (20%), Van Oord (10%) y HVC Groep (10%). Esta diversificación de inversionistas permitió distribuir el riesgo y aumentar la capacidad de financiamiento.
La deuda total del proyecto fue de alrededor de €2.800 millones, financiada a través de la sindicación de bancos comerciales, agencias de crédito a la exportación (ECAs) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), lo cual fue crucial en la estructura de project finance porque permitió apalancar los recursos de diversas fuentes de financiamiento.
Los ingresos del Parque Eólico Gemini se basan en un acuerdo de compra de energía (PPA, por sus sigas en inglés) a largo plazo, que garantiza la venta de electricidad a un precio fijo, proporcionando estabilidad a los flujos de caja. El PPA, con una duración de 15 años, fue firmado con las principales compañías eléctricas europeas, asegurando una demanda constante y predecible de la electricidad generada.
Adicionalmente, el proyecto obtiene ingresos adicionales mediante la venta de certificados de energía verde, que son incentivos económicos otorgados por la producción de energía renovable, que son comercializables y proporcionan una fuente de ingresos adicional, contribuyendo a la rentabilidad global del proyecto.
La mitigación de riesgos en el Parque Eólico Gemini se realizó mediante la adquisición de una amplia gama de seguros y coberturas. Estos incluyen seguros de construcción, operación y responsabilidad civil, además de coberturas específicas para riesgos climáticos y ambientales. La protección contra la variabilidad del viento se logró a través de contratos de hedging, que aseguran un ingreso mínimo por la venta de electricidad, incluso en condiciones de baja generación eólica.
La estructura fiscal del proyecto se optimizó mediante el uso de incentivos fiscales para energías renovables proporcionados por el gobierno neerlandés y la Unión Europea. Estos incentivos redujeron significativamente la carga fiscal sobre los ingresos del proyecto, mejorando la rentabilidad neta para los inversionistas. Además, la estructura legal y financiera del proyecto se diseñó para maximizar las ventajas fiscales internacionales, incluyendo la utilización de tratados fiscales para evitar la doble tributación.
El Parque Eólico Gemini también emitió bonos verdes, que son instrumentos de deuda destinados específicamente a financiar proyectos con beneficios ambientales. Estos bonos permiten atraer capital de inversionistas interesados en apoyar la sostenibilidad ambiental, a menudo a tasas de interés más favorables debido a la creciente demanda por inversiones de tesis verde. Los fondos recaudados se utilizaron para financiar tanto la construcción como la operación del proyecto.
Para protegerse contra la volatilidad de las tasas de interés y las fluctuaciones en las tasas de cambio, el proyecto utilizó instrumentos derivados, incluyendo swaps de tasas de interés y forwards de divisas. Estos derivados son cruciales para estabilizar los costos financieros y proteger los ingresos del proyecto contra riesgos externos. La cobertura de tasas de interés, por ejemplo, permitió fijar las tasas de la deuda a largo plazo, reduciendo la exposición a la volatilidad del mercado financiero.
El proyecto emitió y vendió créditos de carbono que contribuyeron a mejorar su rentabilidad global, que se obtuvieron por la implementación de tecnologías y prácticas que reducen las emisiones de carbono, como la generación de electricidad a partir del viento, en lugar de fuentes de energía más contaminantes. La gestión de estos créditos se realizó en colaboración con agencias de certificación y organismos regulatorios, asegurando la validez y el cumplimiento con las normativas internacionales.
Dada la ubicación offshore del Parque Eólico Gemini, la evaluación de riesgos ambientales fue un componente crítico del proceso de financiación. Se llevaron a cabo estudios exhaustivos para evaluar el impacto en la vida marina y los ecosistemas locales, y se implementaron medidas de mitigación para minimizar cualquier efecto adverso, lo que contribuyó a mejorar la percepción del proyecto entre los stakeholders y la comunidad local.
La combinación de una estructura de financiamiento robusta, mitigación de riesgos, optimización fiscal y el uso de instrumentos financieros avanzados aseguró la viabilidad a largo plazo del Parque Eólico Gemini. La sostenibilidad financiera del proyecto se complementó con sus beneficios ambientales, contribuyendo a la reducción de emisiones de CO₂ y apoyando la transición hacia una economía baja en carbono.