La Inversión Bruta Fija y el Crecimiento del PBI

En las últimas semanas el INEI y el BCRP han publicado las cuentas nacionales del segundo trimestre del 2017. Si bien las cifras divulgadas muestran una leve recuperación de la tasa de crecimiento real anual del PBI (2.45 % en el II-T 2017), la Inversión Bruta Fija continúa cayendo (-2.8 % en el II-T 2017). La inversión lleva 13 trimestres cayendo (ver Gráfico 1). En el primer trimestre del 2014 el país invertía alrededor de 49,000 millones de dólares por año (acumulado de los últimos 4 trimestres). En el segundo trimestre de este año, la inversión bruta fija acumulada en los cuatro últimos trimestres ha caído a menos de 42,000 millones de dólares americanos. En esta entrega analizamos como la caída de la inversión viene afectando a la economía y cuál será su impacto en el crecimiento para los próximos años.

Existen tres fuentes de crecimiento de la economía: (i) el stock de capital, (ii) el número de trabajadores; y (iii) la productividad total de factores (PTF). El stock de capital se define como el valor de todas las fábricas, tierras, puentes, carreteras y otras infraestructuras que contribuyen a la producción en un determinado año.  El número de trabajadores es el número de trabajadores empleados y en el Perú este número crece proporcionalmente al crecimiento del stock de capital. La evolución de la PTF explica el crecimiento del PBI que no es explicado por el crecimiento del stock de capital ni por el crecimiento del número de trabajadores.  El crecimiento de la PTF está asociado al uso de nuevas tecnologías que hacen más productivo al capital y a la fuerza laboral (por ejemplo, el uso de computadoras). También está asociado al clima de negocios y reformas estructurales que promueven la inversión en mejores tecnologías. El crecimiento de la PTF en el Perú se ha estancado en los últimos años. Por lo tanto, la evolución del stock de capital será el factor más importante en el crecimiento del PBI en los próximos años.

¿Cómo crece el stock de capital? El stock de capital crece con la inversión bruta fija. Pero también decrece como consecuencia de su uso (depreciación). El stock de capital al final de un periodo es igual al stock del periodo anterior menos la depreciación del periodo más la inversión bruta fija realizada en dicho periodo.

Adicionalmente el stock de capital puede verse destruido como consecuencia de catástrofes como el fenómeno del Niño Costero. A partir de los datos de inversión bruta fija y asumiendo una depreciación anual de 4% se puede estimar la evolución de capital para los últimos años.  Esta estimación se presenta en el Gráfico 2 (hemos graficado el promedio del stock de capital de los últimos 4 trimestres para evitar la distorsión causada por la estacionalidad de la inversión). Observamos que, en el último trimestre del 2016, el stock de capital llegó a un valor de 420,000 millones de US$ dólares americanos.   El fenómeno del Niño Costero ha significado una destrucción del stock de capital, según datos oficiales, cercanos a US$ 10,000 millones de dólares. El daño ocurrido ha interrumpido la tendencia creciente del stock de capital, que ya venía desacelerándose como consecuencia de la caída de la inversión bruta fija.

Según nuestras estimaciones, con los actuales niveles de inversión recién en el tercer trimestre del 2017 recuperaremos los niveles de stock de capital registrados a fines del 2016. Dicho en otras palabras, el crecimiento neto del stock de capital en el 2017 será mínimo, cercano al 1%.  Un crecimiento de 1% del stock de capital significa un crecimiento alrededor de 2% del PBI potencial (asumiendo crecimientos de 1% en la fuerza laboral y en la PTF). La inversión realizada en el 2017 serviría apenas para restablecer los niveles de producción del 2016.  Bajo esta hipótesis, el crecimiento de 4% del PBI para el 2018 será difícil de alcanzar. Un escenario más realista para el 2018 es el de un crecimiento de 3.5% explicado por el rebote estadístico de la desaceleración del crecimiento de 2.4% esperado en el presente año y el efecto demanda, producto de los mejores precios de los minerales y el aumento del gasto público.

¿Qué nos espera para el período 2019 – 2021? El MEF en su Marco Macroeconómico Multianual (MMM) proyecta un crecimiento de 4% para cada año.  El crecimiento de 4% se sustenta en la recuperación de la inversión privada. Sin embargo, el MMM, aparte de proyectar un escenario internacional favorable, no contempla acciones concretas que promuevan la inversión privada. No se contemplan reformas estructurales que flexibilicen el mercado laboral. En Francia, el presidente Emmanuel Macron, ha presentado una propuesta legislativa para flexibilizar el mercado laboral como punto de partida de su programa de recuperación económica. En nuestro país, por el contrario, el partido de gobierno abandona su programa de flexibilización laboral y reducción de la informalidad anunciado durante la campaña electoral.

Los actuales niveles de inversión bruta fija (US$ 41,000 millones de dólares), apenas cubren la depreciación del stock de capital de un año y no dejan mucho margen para hacer crecer el stock de capital. Necesitamos volver a los niveles de inversión previos al 2014 (US$ 49,000 millones de dólares). Es decir, invertir US$ 8,000 millones más cada año equivalente a un proyecto minero como Las Bambas cada año.

De continuar con los niveles de inversión actuales, el stock de capital crecería por debajo del 3% anual y por lo tanto las expectativas del gobierno de crecer 4% al año serian difíciles de cumplir. Otro aspecto que también contribuye a levantar dudas sobre si se logrará el crecimiento de 4% al año es la calidad de la inversión.  Un ejemplo nos lo da la inversión en los juegos Panamericanos. Aparte de generar un mayor flujo turístico en el periodo de los juegos, es difícil imaginar cómo esta inversión va a contribuir a aumentar la actividad productiva del país. Algo similar ocurre con muchas obras sobrevaluadas como la refinería de Talara y la carretera interoceánica sur. En estos casos el valor invertido no va a significar un incremento similar del stock de capital real.

Sin un verdadero conjunto de reformas estructurales que mejoren el clima de inversión difícilmente aumentaran los niveles de inversión privada en el país en los próximos años. Con la delincuencia e informalidad en acenso, con una tensión social en aumento (huelgas de maestros, médicos, etc.), ausencia de una reforma tributaria integral, y sin definiciones por parte del gobierno en las áreas de seguridad social y salud, es poco probable que la inversión privada revierta su tendencia decreciente. En este escenario, el ambicioso plan de expansión del gasto público puede convertirse en abultados déficits de las cuentas fiscales en los próximos años que se traducirán, que duda cabe, en mayores niveles de deuda como porcentaje del PBI.