En nuestras entregas de las últimas semanas hemos analizado la situación económica que deja el gobierno saliente. Hemos constatado que el gobierno de Humala deja un país con un déficit fiscal superior al 3 % del PBI y una deuda pública creciente superior al 23 % del PBI. Un déficit en la balanza en cuenta corriente superior a los US$ 7, 600 millones. Una recaudación tributaria decreciente y una retracción de la inversión privada. Todo ello en un escenario de una economía estancada que no genera los suficientes puestos de empleo formal que demandan los jóvenes que se incorporan al mercado laboral y que se traduce en una creciente informalidad del mercado laboral y en una alarmante sensación de inseguridad ciudadana.
Si bien una de las causas del deterioro económico se debe a la caída de los precios de los minerales, no podemos decir que es la única causa. El deterioro económico que hereda el gobierno entrante también se debe a errores en la política fiscal de la administración saliente que ha priorizado la inclusión social sobre el crecimiento económico. En esta entrega analizamos si la tan pregonada priorización del gasto social, que se ha traducido en un incremento exponencial del gasto corriente del Gobierno, ha tenido éxito en la reducción de la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso.
En el Gráfico 1 se presenta la evolución del número de personas que viven debajo de la línea de pobreza (personas cuyo gasto es insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos) para el periodo 2000 – 2015 de acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) publicada por el INEI. Se puede apreciar que durante la administración de Paniagua y Toledo (2000 – 2005) se registró una moderada reducción de la pobreza y la pobreza extrema. En este periodo un millón 768 mil peruanos salieron de la pobreza y similar número salió de la pobreza extrema. La mayor parte de ellos salieron en los últimos años del periodo de Toledo gracias al repunte de los precios de los minerales.
Durante la administración de Alan García (2006 – 2011) gracias a la bonanza de los precios de los minerales el número de peruanos que salieron de la pobreza fue de 5 millones 533 mil, mientras que un millón 955 mil salieron de la extrema pobreza. En contraste la administración saliente de Humala en el periodo 2011 – 2015 solo ha conseguido sacar de la pobreza a un millón 508 mil peruanos y a 622 mil de la pobreza extrema y la mayor parte de ellos salieron en los primeros años de la actual administración cuando aún se registraban elevadas tasas de crecimiento económico. En los últimos años la reducción de la pobreza ha sido mínima y lo que es aún más grave es que se ha hecho a costa de generar un elevado déficit fiscal. El gasto adicional en programas de inclusión social por cada pobre redimido en el actual gobierno ha sido muy elevado y la tasa de retorno de estos programas ha sido muy baja si se toma en cuenta que la reducción de la pobreza en los gobiernos anteriores se dio sin generar déficit fiscal.
Los resultados estadísticos de los últimos 16 años por lo tanto son contundentes: el crecimiento económico es más relevante en la reducción de la pobreza que el incremento de los gastos en programas de inclusión social. Este resultado es aún más palpable cuando el incremento de los gastos sociales se da en un contexto de priorización sobre los gastos de inversión productiva, como ha sido el caso de los últimos años. El viejo proverbio chino “regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida” se aplica en el caso peruano.
Adicionalmente a los magros resultados en la reducción de la pobreza, la actual administración tampoco ha tenido buenos resultados en la reducción de la desigualdad del ingreso y del gasto. En el Gráfico 2 se presenta la evolución de los índices Gini del gasto y del ingreso para el periodo 2001 – 2015. El índice Gini mide el grado de distribución del gasto o el ingreso entre los estratos de la población. Un índice de 1.0 equivale a la desigualdad máxima (todo el gasto o ingreso está concentrado en el estrato más rico) y un índice de 0 equivale a una igual distribución del gasto o ingreso entre todos los estratos de la población. En el caso peruano se observa que durante los periodos de Toledo y García los índices Gini del gasto y el ingreso, aunque con altibajos, vinieron descendiendo significativamente. Sin embargo en los últimos años del gobierno de Humala estos índices se han estancado. Estos resultados nos revelan que el gobierno de Humala no ha tenido éxito en reducir la desigualdad tanto del gasto como del ingreso. Una vez más, los resultados estadísticos nos indican que la política de inclusión social implementada por el gobierno saliente no ha obtenido los resultados esperados.
Otro aspecto importante que nos revela la ENAHO es la tendencia del ahorro de las familias. El ahorro se define como la diferencia entre los ingresos y los gastos de las familias. En el Gráfico 3 se presenta la evolución del ahorro mensual de cada uno de 5 estratos de la población peruana para el periodo 2007 – 2015. Observamos que el 20 % más pobre de la población (Quintil 1) presenta un ahorro negativo (gasta más que lo que percibe como ingresos) y que esta situación ha venido empeorando en los últimos años. Los estratos más ricos de la población (Quintiles 4 y 5) que hasta el 2012 venían aumentando sus niveles de ahorro mensual, a partir del 2013 han visto estancarse sus niveles de ahorro.
¿Por qué son importantes los niveles de ahorro de las familias? Son importantes porque el ahorro se convierte en inversión que es el motor del crecimiento económico. Sin ahorro el potencial de crecimiento económico se ve comprometido. Menor ahorro significa menor inversión y por lo tanto menor crecimiento económico futuro. Los resultados de la ENAHO nos indican que la política de inclusión social implementada por el gobierno de Humala se ha traducido en menores niveles de ahorro de las familias y es una de las razones del bajo crecimiento económico observado en los últimos años.
En el Gráfico 4 se presenta la evolución del ahorro mensual de todas las familias para el periodo 2007 – 2015 en soles constantes del 2007. Se puede observar claramente el estancamiento del ahorro familiar a partir del 2013. Las fuentes de la inversión son el ahorro externo, el ahorro de las familias y el ahorro público. En entregas previas hemos analizado la contracción del ahorro externo como consecuencia de la reducción de los precios de los minerales y las excesivas trabas burocráticas impuestas por el actual gobierno. También hemos analizado cómo el ahorro público ha desaparecido en los últimos años para convertirse en desahorro (déficit) como consecuencia del crecimiento exponencial del gasto social en detrimento de la inversión pública. Ahora, los resultados de la ENAHO constatan que la política de inclusión social implementada por el gobierno de Humala también ha comprometido el ahorro de las familias al incentivar el gasto en consumo sobre la inversión productiva.
El gobierno entrante tiene el reto de revertir la situación actual. No se trata de eliminar el gasto social. El reto es restructurarlo para que el gasto social se convierta en inversión productiva. No es lo mismo un programa que entrega una cantidad de dinero para reforzar el consumo familiar que un programa que construye un reservorio de agua para mejorar el riego de las parcelas de una comunidad. Las experiencias de Sierra Productiva y Sierra Exportadora son palpables. Los recursos públicos son limitados, no se puede tener programas de inclusión social y programas de infraestructura para las comunidades en forma ilimitada, especialmente en un escenario de déficit fiscal superior al 3 % del PBI. Resta saber si el gobierno entrante tendrá la capacidad para restructurar el gasto social o caerá en el populismo fácil que nos llevaría al descontrol de las cuentas fiscales.