Nos hemos acostumbrado a medir el avance de la economía por el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI). Sin embargo, el INEI publica otro indicador que describe la evolución de la economía de forma más integral que es el Valor Bruto de la Producción (VBP). El VBP incorpora la medición de la producción de insumos (consumo intermedio) al PBI que solo mide el valor agregado a la demanda final de bienes. El VBP es igual al PBI más el valor del Consumo Intermedio.
¿Por qué es importante medir el VBP? Entre otras razones porque nos permite conocer qué porcentaje de la economía se dedica a producir los insumos necesarios para generar los productos de consumo final. El PBI, por ejemplo, mide el valor agregado a la producción de una camisa para consumo final, pero no incluye el valor de los insumos utilizados en la fabricación de dicha camisa (algodón, confección, energía, comercialización, etc.). Una economía es más eficiente cuando logra producir 100 soles de un bien o servicio, con menos valor de insumos (consumo intermedio). La eficiencia de una economía se logra a través de una tecnología más eficiente (más camisas con menos algodón) y con mejores precios relativos (mayor precio relativo del producto final que el precio de los insumos).
FACTORES DE EFICIENCIA
En el Gráfico 1 se presenta la evolución de la eficiencia de la economía peruana para el periodo 2007 – 2018 medida como el porcentaje del valor de los insumos (consumo intermedio) con relación al VBP. Observamos que la eficiencia en el 2018 fue mayor que la eficiencia en el 2007. En el 2007 se necesitaban 48 soles de insumos para producir 100 soles de producción bruta (VBP). En 2018 se necesitan 45.7 soles constantes de 2007 para producir 100 soles de VBP. La mejora de la eficiencia se debe tanto a factores tecnológicos (valores constantes) como a factores de precios relativos (valores corrientes). Se ha ganado más en eficiencia por el efecto de precios que por razones tecnológicas.
¿La ganancia en eficiencia ha sido igual en todos los sectores económicos?
En el Gráfico 2 se presenta la evolución de la eficiencia para el periodo 2007 – 2018 para algunos sectores económicos. Observamos que la ganancia en eficiencia no es igual en todos los sectores. Inclusive en algunos sectores como pesca y comercio ha habido pérdidas de eficiencia tecnológica (valores constantes). En la mayoría de los sectores, con excepción de los sectores de minería y comercio, la ganancia en eficiencia se ha dado por efecto de los precios relativos (valores corrientes).
En el caso del sector agropecuario, las ganancias de eficiencia se han dado tanto a nivel tecnológico (irrigación de Olmos) como por el efecto de precios relativos, aunque ha habido un retroceso en precios relativos en los dos últimos años. En el caso del sector pesca, se ha producido una pérdida de eficiencia tecnológica, aunque estas pérdidas se han visto compensadas por las ganancias en precios relativos.
En el caso del sector minero, la eficiencia tecnológica se ha mantenido, pero se ha registrado una fuerte caída de eficiencia por efecto de los precios relativos como consecuencia de la caída de los precios de los minerales. El sector manufactura ha registrado una caída en su eficiencia tecnológica, pero ha sido compensada con mejora, aunque con altibajos, en sus precios relativos.
PÉRDIDAS Y GANANCIAS
El sector electricidad, gas y agua ha registrado una pérdida de eficiencia tecnológica (más generación de electricidad con gas que con hidroeléctricas), que ha sido compensada ampliamente con ganancias debido a los precios relativos. En el caso del sector construcción se han dado ganancias tanto en el campo tecnológico como en campo de los precios relativos.
El sector comercio, influenciado por el aumento de la informalidad, ha perdido eficiencia tanto en el área tecnológica como en el área de precios relativos. En el caso del sector telecomunicaciones, su eficiencia tecnológica ha venido mejorando lentamente, pero se ha generado una mejora sostenida en el campo de los precios relativos.
¿Qué lecciones podemos inferir de la evolución de los indicadores de eficiencia? La más importante lección es que en el área tecnológica, que es la más importante para el progreso económico de un país, salvo las mejoras obtenidas en el sector agropecuario, los demás sectores o han mantenido sus niveles de eficiencia tecnológica del 2007 o han registrado pérdidas de eficiencia. Las ganancias en eficiencia debido a los precios relativos han camuflado el estancamiento tecnológico de la economía peruana.
Otra lección que se infiere de la evolución de los indicadores de eficiencia sectorial es que el sector manufactura es el sector con menos efectividad de todos los sectores (la relación consumo intermedio / VBP está por encima del 69%) y no se registra una mejora tecnológica a lo largo del periodo 2007 – 2018. El Gobierno debería enfocar sus esfuerzos para hacer más eficiente el sector manufacturero debido a que este sector es uno de los mayores generadores de empleo formal.
TECNOLOGÍA DE PUNTA
La mejora de la eficiencia de los sectores agropecuario y manufactura deberían ser políticas prioritarias para lograr un desarrollo balanceado de la economía. La clave para lograr esta mejoría es contar con la utilización de tecnología de punta en estos sectores y esto se logra con el fomento de la inversión privada. La introducción de nuevas tecnologías de irrigación en los proyectos de irrigación en la costa peruana que vienen generando un incremento de la efectividad en el sector agropecuario deberían extenderse a la región de la sierra y selva para lograr un aumento sostenido de la eficiencia en este sector.
En el caso del sector manufacturero, el fomento de “clusters” de producción para la introducción de nuevas tecnologías basadas en el uso de energías renovables y reformas laborales y tributarias contribuirían significativamente a mejorar la eficiencia del sector manufacturero. Un análisis detallado de los indicadores de efectividad juntamente con los indicadores de productividad total de factores y productividad laboral a nivel sectorial permitirían la definición de un plan estratégico que aparentemente el actual Gobierno está lejos de avizorar. El reciente Plan de Competitividad y Productividad anunciado por el Gobierno así lo demuestra.