China ahorra con la depresión que provocó en los precios de las materias primas

Los efectos perjudiciales de la depresión en los precios mundiales de las materias primas están propagándose por varios países, de Brasil a Sudáfrica. ¿El mayor beneficiario? Podría decirse que es China, el país al que se suele culpar por bajar los precios debido a la desaceleración de su crecimiento económico.

Lo que ahorra China por la depresión de las materias primas asciende a US$ 460.000 millones por año, según cálculos de Kenneth Countis, exvicepresidente de Goldman Sachs Group Inc. para Asia. De esa suma, unos US$ 320.000 millones se deben al abaratamiento del petróleo y el resto, a otras materias primas de energía, metales, carbón y materias primas agrícolas.

Los beneficios están reverberando por la economía, con la caída o estabilización de todo tipo de precios, desde la calefacción de hogares y los precios de la nafta hasta el costo de las materias primas para las fábricas. También están impulsando las iniciativas de China para recalibrar su modelo de crecimiento económico llevándolo de una dependencia de la industria pesada y la inversión hacia el consumo y los servicios.

El año pasado, China ahorró US$ 188.000 millones en costos de importación de una canasta de diez materias primas, del petróleo y la soja al gas natural, dijo el Ministerio de Comercio en un comunicado este mes.

Ayudando a bajar la inflación, la depresión de los precios de las materias primas también les dio más margen a los diseñadores de las políticas para flexibilizar la política monetaria con el fin de apoyar el crecimiento económico, que desaceleró al ritmo más lento en veinticinco años en 2015. Costos de importación más bajos también ayudaron a que el superávit comercial del país se disparara a US$ 594.500 millones el año pasado, lo que ayudó a mitigar flujos de salida de capitales que han presionado al yuan.

China está aprovechando los precios más bajos. El país importó un récord de crudo el año pasado en tanto el precio anual promedio más bajo del petróleo en más de una década incentivó la acumulación de stock e impulsó la demanda de las refinerías independientes. El año pasado, el país importó cantidades récord de mineral de hierro, soja y concentrado de cobre.