El terremoto de 7, 8 grados que estremeció Ecuador el sábado pasado ha puesto más presión sobre la economía del miembro más pequeño de la OPEP, que ya estaba sufriendo por los menores precios del petróleo y pronosticaba un crecimiento cercano a cero para este año.
“Las pérdidas son multimillonarias. Yo calculo, a grosso modo, entre US$ 2.000 a US$ 3.000 millones. Dos puntos, tres puntos del PBI”, dijo el mandatario ecuatoriano.
A pesar de que la vital industria energética no sufrió grandes daños por el terremoto, las exportaciones de bananas, flores, cacao y pescado podrían retrasarse por las carreteras agrietadas y las demoras en los puertos, informó Reuters.
El gobierno ecuatoriano decretó estado de excepción en todo el país. Y es que el sismo es el más devastador en casi cuarenta años, y hasta el momento ha dejado un saldo de 424 fallecidos, 4.027 heridos y 231 desaparecidos. Pese a la incansable labor de los socorristas, las posibilidades de hallar más sobrevivientes disminuyen cada vez más.
“Va a ser una lucha larga, no nos engañemos”, expresó Correa en la madrugada de hoy tras recorrer la provincia de Manabí, la más afectada. Cabe resaltar que el epicentro del temblor se situó entre las localidades de Cojimíes y Pedernales, en la zona norte de Manabí. Manta y Portoviejo también sufrieron severos daños.