La democracia atribuye el poder a los ciudadanos y estos lo ejercen a través del voto. Sin embargo, existen muchos métodos de votación y cada uno tiene sus ventajas, pero también sus deficiencias. En esta entrega analizamos diversos métodos de votación y presentamos algunas conclusiones de relevancia para el sistema electoral en nuestro país.
Múltiples métodos de votación han existido desde la época de los griegos, creadores del sistema democrático. En el siglo XVII los franceses Jean-Charles de Borda y el Marqués de Condorcet, después de amplios debates sobre cuál debería ser el método de votación perfecto, propusieron dos métodos de votación que llevan sus nombres. El método de Condorcet consiste en dar un orden de preferencia a todos los candidatos de una elección. Si hay cuatro candidatos, cada boleta de votación debe ser llenada con el orden de preferencia del elector (del 1 al 4) por cada uno de los cuatro candidatos. Gana la elección el candidato que los votantes prefieren ante el resto de candidatos cuando se les compara de dos en dos.
El método de Condorcet es equivalente a realizar elecciones separadas tomando dos candidatos por vez. El candidato que gana más elecciones de este tipo es el ganador de las elecciones. Un candidato gana si el candidato derrota a todos los otros candidatos en elecciones de uno a uno usando la regla de la mayoría simple. Que un candidato tenga mayor número de primeros o segundos puestos en las balotas que los otros candidatos es irrelevante. Lo importante es la comparación con los otros candidatos cuando se toma la comparación de dos en dos candidatos. El problema es que este método de votación, además de complejo, permite empates entre varios candidatos y puede ocurrir que el ganador sea un candidato que no tiene mayoría en el número de primeros puestos en las balotas de votación.
El método de Borda también utiliza un orden de preferencia en la balota de votación como el caso del método de Condorcet pero en este método el número de primeros puestos sí pesa en el conteo de las preferencias. En este método no se realizan comparaciones entre candidatos de uno a uno, sino que se suman las preferencias de todas las balotas de votación. Este método requiere asignar un peso al orden de preferencias de los candidatos. Por ejemplo, si hay cuatro candidatos el primer candidato preferido recibe un peso de 3, el segundo 2, el tercero 1 y el cuarto 0. Gana el candidato con el mayor puntaje ponderado acumulado.
Cuando solo se tiene dos candidatos los dos métodos producen el mismo resultado. La regla de la simple mayoría siempre funciona independientemente de qué ponderación se utilice en el caso de dos candidatos. Cuando se tienen más de dos candidatos se generan problemas de cómo realizar la selección. Es por eso que en muchos países se utiliza el sistema de “segunda vuelta” entre los dos candidatos que han obtenido los primeros puestos en la primera vuelta.
En 1951, el economista y premio Nobel Kenneth Arrow demostró que, en presencia de más de dos candidatos y siempre que no haya un dictador que imponga su voluntad sobre los electores, no puede existir un sistema electoral que refleje las preferencias de los electores en forma racional. A esta paradoja se le conoce como “Teorema de Imposibilidad de Arrow”. En pocas palabras nos dice que en presencia de más de dos candidatos, no existe un método de votación perfecto.
La paradoja de Arrow ha llevado a los países a diseñar métodos de votación que minimicen los problemas identificados por el profesor Arrow. Existen muchos métodos de votación que se derivan de los métodos de Condorcet y de Borda. Los más comunes son: (i) Mayoría simple, en el cual cada elector vota solo por un candidato y gana el candidato que obtiene la mayoría de votos. (ii) Mayoría simple con segunda vuelta (utilizado en nuestras elecciones presidenciales, en Francia y en muchos países latinoamericanos). En primera ronda, cada elector emite un solo voto. Se eliminan a todos menos a los dos que terminaron primeros y luego se escoge entre estos dos utilizando mayoría simple. (iii) Voto Único Transferible (“Instant Runoff”), (utilizado en Reino Unido). Cada elector vota por su candidato preferido. Si no hay mayoría, el candidato con menos votos es eliminado. Cada elector que votó por el candidato eliminado transfiere su voto a su candidato más preferido entre los candidatos restantes. Se repite este proceso hasta que se obtiene un ganador.
Los resultados de las elecciones en primera vuelta en nuestro país revelaron las deficiencias de nuestro sistema, y han generado una crisis de gobernabilidad que aún persiste. Si hubiese existido una cláusula en la ley electoral, como existe en Argentina o Colombia, que suspende la segunda vuelta en el caso de que el candidato logre más del 35% de los votos o si la diferencia entre el primero y el segundo candidato es mayor de 10%, entonces no se hubiera producido la situación de tener un Poder Ejecutivo enfrentado con el Poder Legislativo.
Dada la tendencia a la polarización de las ideologías en nuestro país (posiciones “anti”), sería importante considerar métodos alternativos de votación que eliminen la necesidad de segunda vuelta. Un paso importante seria instaurar el método de preferencias en la balota de votación. Cada elector tendría que marcar un orden de preferencias para todos los candidatos que participen del proceso electoral. De esta manera el elector se vería obligado a conocer los planteamientos de todos los candidatos para definir su orden de preferencia al momento de emitir su voto. En este caso se requeriría la implantación del voto electrónico para facilitar el procesamiento de los votos. Pero de esta manera se eliminaría la necesidad de una costosa segunda vuelta electoral.
Una metodología similar se puede utilizar para el caso de las elecciones al Congreso. Para ello se requiere instaurar distritos electorales y las elecciones al Congreso se realizan con candidatos a cada distrito electoral eliminando de esta manera la lista preferencial y la cifra repartidora que es el origen de muchos de los problemas actuales. Con la instauración de los distritos electorales, cada elector solo tendría que definir el orden de preferencia de los candidatos presidenciales y el orden de preferencia de los candidatos al Congreso por su distrito electoral.