El reciclaje de los residuos sólidos es una necesidad mundial, para mejorar la calidad del ambiente y proteger la salud de las personas. Además de generar empleo, el reciclaje de papel, plástico, vidrio y metales, entre otros materiales, disminuye la necesidad de extraer materias primas de la naturaleza y reduce la necesidad de áreas, cada vez más escasas, dedicadas a rellenos sanitarios.
El Perú produce más de 21 mil toneladas de residuos sólidos por día, es decir, cada ciudadano genera 0.8 kg. de desperdicios al día. Del total de residuos sólidos el 50% está compuesto de material orgánico (restos de comida, cascaras de frutas, verduras, etc.) que se podría utilizar para preparar abono orgánico (compost) o producir energía. Otro 18.7% son residuos industriales reciclables como papel, cartón, vidrio, plástico PET, plástico duro, tetra-pak, metales y residuos eléctricos y electrónicos). El 31.3% restante debería destinarse a rellenos sanitarios certificados.
Lamentablemente, en la actualidad en nuestro país solo se recicla escasamente el 1.8 % de los residuos reciclables y más del 50% de los residuos sólidos terminan en botaderos que no cumplen los requisitos mínimos para ser considerados rellenos sanitarios (ver Figura 1).
El Perú, para cumplir con sus compromisos internacionales y reducir los riesgos de contaminación ambiental y daño a la salud, debe aumentar significativamente el reciclamiento de residuos sólidos. En países desarrollados el porcentaje reciclado llega al 50% y el resto de los residuos se lleva a rellenos sanitarios certificados, porque no se permiten botaderos.
Es fácil ver que en el Perú hay enormes oportunidades para aumentar el reciclaje. El Reglamento de la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos (MINAM 2017), busca minimizar la generación de residuos sólidos en el origen (viviendas, empresas, industrias, comercios, entre otros), así como promover su recuperación y valorización a través de procesos como el reciclaje de plásticos, metales, vidrios y otros. Si bien la ley busca impulsar una industria moderna del reciclaje, incluyendo a los pequeños recicladores en las cadenas de valor del reciclaje, el nuevo reglamento no viene cumpliendo sus objetivos. La informalidad continúa en aumento en todas las etapas de la gestión de residuos sólidos y la participación del sector privado formal es, cada vez, menor.
La ley actual prohíbe las labores de reciclaje en los botaderos o rellenos sanitarios. No obstante, esta prohibición viene siendo ignorada por los recicladores informales que se han instalado en los alrededores de los botaderos. Como consecuencia, se han creado focos de actividad informal vinculadas a las actividades de reciclaje que representan un riesgo sanitario para las ciudades y para quienes trabajan en estas actividades sin utilizar equipos de seguridad, como mascarillas, guantes, vestimenta y calzado adecuados.
El Estado se debería proponer metas concretas, alcanzables en un plazo razonable, que nos acerquen a los niveles de reciclaje de los países desarrollados. Por ejemplo, se podría proponer, como meta para el año 2030, una estructura del destino de los residuos sólidos en el Perú como la que se presenta en la Figura 2. El porcentaje de los residuos reciclados debería pasar de los actuales 1.8% a por lo menos 20% que seria un primer paso a llegar al 50% de los países desarrollados.
De igual manera el destino final de los residuos sólidos en botaderos debería reducirse drásticamente, pasando del porcentaje actual de 51%, a un máximo de 10%, en camino hasta lograr su total eliminación. La presencia de botaderos es la principal fuente de la actividad informal. En una entrega anterior analizamos lo poco que se ha avanzado en este campo.
¿Cómo alcanzar a las metas que se presentan en la Figura 2? La primera condición es que el MINAM reconozca que la estrategia que viene siguiendo no es la adecuada debido, principalmente, a que no reconoce la necesidad de que el sector privado tenga un rol protagónico en todas las actividades de la gestión de residuos sólidos. A pesar de que la actual ley contempla la participación del sector privado, el cúmulo de trabas burocráticas que se imponen a su participación, han hecho que las actividades de gestión de los residuos sólidos continúen en manos de los gobiernos locales, que son pésimos administradores, debido a la falta de personal adecuado para gestionarlos y los limitados recursos financieros destinados a esta función.
¿Qué hacer para aumentar el porcentaje de residuos sólidos reciclados? La solución pasa por permitir las actividades de reciclaje por parte del sector privado formal en los rellenos sanitarios. Es necesario dar viabilidad de las operaciones de reciclaje a gran escala por parte de empresas que garanticen las condiciones de salud, higiene y bienestar de los recicladores. La historia de éxito de cientos de empresas de reprocesamiento en los países en desarrollo demuestra la viabilidad de las empresas de reciclaje formales y de gran escala. Establecer el reciclaje como una empresa viable es una tarea desafiante que solo el sector privado formal puede acometer.
¿Cuál debe ser la estrategia del MINAM? Una estrategia que tome en cuenta la realidad del país debe contemplar los siguientes objetivos: (i) Inculcar el hábito del reciclaje entre la población; (ii) Reducir el costo operativo de la gestión de residuos sólidos; (iii) Reducir al mínimo los volúmenes de eliminación de residuos en botaderos; (iv) Priorizar la participación del Sector Privado formal; y (v) Mejorar la sensibilización y la cooperación de las comunidades.
Para ello es necesario mejorar la eficiencia y calidad de las actividades de reciclado y la eliminación de residuos sólidos, a fin de mejorar los servicios y aliviar la pesada carga financiera que incide sobre los presupuestos de los gobiernos locales. Dado que los gobiernos locales, salvo pocas excepciones, han evidenciado su incapacidad para gestionar este tema en forma directa, se debe fomentar la participación del sector privado formal, en la recolección, almacenamiento, transporte, tratamiento y reciclaje de todos los residuos sólidos en el país, adoptando las buenas prácticas existentes, tanto en el Perú como en países similares. Las labores de los gobiernos locales deberían restringirse al monitoreo y fiscalización.
Para lograr esta mayor participación privada en la gestión de residuos sólidos se podrían usar diversos mecanismos, como Asociaciones Publico Privadas (APP), Obras por Impuestos o Concesiones. Para facilitar el proceso, se podría crear una Autoridad Autónoma de Gestión de Residuos Sólidos (AGRES) que se encargue de reglamentar y supervisar el uso de los diversos mecanismos mencionados, a fin de garantizar la gestión de residuos sólidos, no solo de las grandes ciudades sino de todas, incluyendo las pequeñas poblaciones.
La AGRES sería responsable de asegurar la reducción de las trabas burocráticas que actualmente existen para la pronta participación del sector privado formal en la gestión de residuos sólidos. Aparte de mejorar las normas existentes, la AGRES garantizar que esas normas se cumplan y se logre una mayor participación del sector privado en la gestión de recursos sólidos en el país.