Alemania reinvierte todo su superávit en la «operación acogida»

Los planes del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, están funcionando a la perfección. Alemania registró un flamante superávit de 12.100 millones de euros en los presupuestos de 2015, según el comunicado de anuncio del Ministerio de Berlín gracias a la buena coyuntura económica y a la elevada recaudación fiscal. Con este superávit, casi el doble de lo previsto en noviembre, cumple por segundo año consecutivo con el reto de no generar más endeudamiento y se hace con un cómodo margen para afrontar los riesgos geopolíticos que asoman en las perspectivas de coyuntura. Pero no. Lo primero que ha dicho Schäuble tras anunciar la buena nueva es que todo el superávit, hasta el último euro, será destinado a hacer frente a los costes derivados de la gran afluencia de refugiados que llegan a Alemania y que en 2015 alcanzaron los 1, 1 millones. “Necesitaremos urgentemente estos ahorros para financiar el gasto adicional que supone acoger e integrar a los refugiados”, explicó Schäuble, cortando de raíz cualquier expectativa que pudiese surgir sobre otro tipo de gastos estatales y adelantando que 2016 traerá más de lo mismo: “también queremos este año, si es posible, unos presupuestos sin nueva deuda”.

El gobierno alemán tenía previsto hasta ahora contar con unas reservas adicionales para financiar los costes de los refugiados de 6.100 millones de euros de los actuales presupuestos generales, pero los gastos que generarán, según los últimos cálculos para 2016, ascienden a casi 8.000 millones de euros, por lo que el superávit llega en el momento perfecto.

A pesar de estos gastos, ni el gobierno alemán ni las diferentes instancias de la economía alemana consideran la llegada de refugiados un lastre para el crecimiento, sino más bien todo lo contrario. La Federación de la Industria Alemana (BDI) ha anunciado hoy espera un crecimiento de casi el 2% este año y su presidente, Ulrich Grillo, ha subrayado que además del desplome de los precios del petróleo, las tasas de interés bajas y la debilidad del euro, la llegada de refugiados supondrá un elemento de expansión.

También Clemens Fuest, director del Centro de Investigación Económica (ZEW), considera que “la ocupación es alta, el Estado gasta más dinero debido a los refugiados, los hogares disponen de mayores ingresos y las jubilaciones han aumentado, por lo que todo ello coadyudará para que el crecimiento reciba más impulsos del consumo interno”. Fuest no cree que el flujo creciente de refugiados aporte ganancias económicas al país a corto plazo, puesto que la inmigración es primero una carga financiera para el Estado alemán, pero reconoce que a largo plazo revertirá en crecimiento. Marcel Fratzscher, presidente del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), ha señalado por su parte que los 15.000 de millones que tiene previsto invertir el Estado alemán en la integración de más de un millón de refugiados en 2015 y 2016 servirá para apuntalar la coyuntura, que de lo contrario se debilitaría con fuerza. Esos gastos harán las veces de programa de estímulo coyuntural, aunque por sí solos no serían positivos… Basándose en que Alemania es un país estable con finanzas estables, sentencia que “es un buen momento para que nos llegue la ola de refugiados y nos podemos permitir ayudarles”.

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