Baja, Baja, PPK: los determinantes de la aprobación presidencial

A Pedro Pablo Kuczynski no le favorecen los números: de ser el segundo presidente con mayor aprobación en la inauguración de mandato (70,4%) se ha convertido en el líder nacional con menor aceptación al cierre de sus primeros 100 días de gobierno. Según datos de CPI, PPK ha perdido 17,6 puntos de popularidad en sus primeros tres meses de gobierno, sucumbiendo incluso frente a las decepcionantes performances de Alejandro Toledo, que parecía condenado a liderar para siempre en este apartado con una caída de 17 puntos, y de Alan García que retrocedió 14,8 posiciones. Aunque parezca increíble, la popularidad de Ollanta Humala fue la única que se mantuvo invariable tras un trimestre de gobierno.

¿Qué factores han vuelto tan impopular a uno de los presidentes más respetados de América Latina? El cientista político Jeffrey Cohen ha identificado los factores determinantes de la tendencia y la magnitud de la aprobación presidencial y en base a su modelo teórico podemos inferir lo siguiente:

  1. Tendencia de la aprobación presidencial: En el 2004 Cohen manifestó que, a diferencia de las economías avanzadas, la tendencia de la confianza presidencial en las economías emergentes responde a las percepciones económicas retrospectivas (más que a las prospectivas), por lo que en países como el Perú,  existe linealidad entre los hechos de la coyuntura y la tendencia de la aprobación presidencial. Es por ello que los recientes eventos de presunta corrupción en círculos allegados al gobierno son los que han determinado la tendencia decreciente de la aprobación presidencial.
  1. Magnitud de la aprobación presidencial: En 1999 Cohen refirió que el tamaño de la aprobación presidencial está en función de la percepción de la opinión pública sobre los atributos personales del presidente (que le valieron ganar la elección) y como estos impactan sobre el desempeño del gobierno. El problema ocurre cuando los hechos observados se encuentran por debajo de las expectativas,  generando un comportamiento explosivo en los niveles de aprobación. Esto último le sucede a PPK: los elevados atributos personales que la población aprecia en el nuevo presidente, han generado expectativas de desempeño difíciles de cumplir en pocos meses de gobierno, propiciando un descontento social mayúsculo.

A ello se debe agregar que, según un estudio elaborado por Maldonado y Pimentel en el 2009, en el Perú los niveles de aprobación presidencial tienen una alta correlación con la evolución del índice de empleo, y es precisamente este indicador uno de los que menos ha progresado desde el inicio de la nueva administración, con crecimientos que no superan el 0,6% en términos interanuales a nivel nacional. Por todos estos motivos, en lo que resta del año el gobierno tiene como tarea la estabilización del clima de confianza en el futuro, ya que de no lograrlo el 2017 será un año sin reactivación económica.