China recortó inesperadamente sus tasas de interés el viernes para alentar la expansión de la segunda mayor economía del mundo, que se encamina a crecer a su ritmo más lento en casi un cuarto de siglo. El recorte, el primero en más de dos años, se decide tras datos que mostraron un estancamiento del sector fabril y una debilidad en el mercado de bienes raíces, que por mucho tiempo había sido uno de los pilares del crecimiento y cuyo frágil estado ha contagiado a la actividad en su conjunto. Hace sólo unas semanas, el presidente chino Xi Jinping había asegurado a líderes empresariales del mundo que los riesgos que enfrenta la economía china “no eran tan terroríficos” y que el Gobierno confiaba en poder hacer frente a los peligros. En un discurso durante un foro de la APEC Xi dijo que aun si la economía china crecía sólo un 7%, seguiría figurando entre las primeras del mundo.
El Banco Popular de China dijo que reducirá la tasa referencial de crédito a un año en 40 puntos básicos, a un 5.6% y agregó que las tasas referenciales de depósitos a un año serán rebajadas en 25 puntos básicos. La autoridad dijo que los recortes serán efectivos a partir del sábado. “El problema de las dificultades de financiamiento, de un financiamiento costoso siguen golpeando a la economía real”, dijo el Banco Popular de China. Al mismo tiempo, el banco central afirmó que liberará aún más las tasas de interés de depósitos, permitiendo a los bancos pagar 1, 2 veces el nivel referencial, desde 1, 1 veces previamente. “Están recortando las tasas y liberalizando las tasas al mismo tiempo para que el estímulo no sea tan dañino”, dijo Li Huiyong, economista de Shenyin and Wanguo Securities.
Datos recientes mostraron que el crédito bancario disminuyó en octubre, mientras que el crecimiento de la oferta de dinero se enfrió, lo que hace temer una desaceleración económica más fuerte. Sin embargo, muchos analistas esperaban que el banco central no cortara las tasas de interés por ahora. El banco había optado por medidas como el gasto fiscal, mientras intenta además equilibrar la necesidad de reformas en la economía. Los líderes chinos han recalcado en varias oportunidades que tolerarán algo de crecimiento más lento siempre que el mercado del trabajo se mantenga en buena forma. Perjudicada por la debilidad del mercado inmobiliario, la errática demanda por sus exportaciones y una inversión que afloja, las expectativas son que la economía china crezca este año a su menor tasa de los últimos 24 años: un 7, 4 por ciento.