En 2016 en todo el mundo se realizaron 38.070 operaciones de M&A, valuadas en US$ 3,9 tn, de las cuales 36% fueron transacciones cross-border valuadas en US$ 1,4 tn. Los sectores más dinámicos fueron energía, minería y utilities, con 1.217 operaciones (valuadas en US$ 381 bn), tecnología, con 8.889 operaciones (valuadas en US$ 613 bn), salud con 2.733 operaciones (valuadas en US$ 321 bn) e inmobiliario, con 1.994 operaciones (valuadas en US$ 378 bn).
Pero, embarcarse en la adquisición de una empresa -por el lado de quien compra- es una aventura que conlleva siempre incertidumbre y riesgo, los que pueden ser elevados dependiendo si la empresa objetivo tiene malas relaciones con su entorno, lo cual podría agravarse en algunos casos, cuando se trata de una empresa de propiedad familiar y/o no es pública (no cotiza en bolsa).
No siempre la incertidumbre y riesgo inmanente en una operación de adquisición logra alinearse con el apetito al riesgo que tiene un inversionista, pese a la posibilidad de poder contar con el soporte profesional especializado que pueda ayudarlo a contar con una sólida valorización económica y due dilligence de la empresa objetivo. Lo cierto es que un inversionista siempre estará dispuesto a un nivel de riesgo razonable (aceptable) que emerja del negocio mismo, pero no de la exposición al riesgo indirecto que surge de la interacción de la empresa objetivo con su entorno.
Las estadísticas sobre operaciones de M&A confirman que la principal causa de operaciones fallidas suele ser que la baja calidad de la información (financiera, comercial y contable, tributaria, laboral, entre otras), que la empresa objetivo exhibe a sus potenciales inversionistas (compradores). El due dilligence puede ayudar a mejorar la calidad de información, pero casi siempre esto no sucede porque todavía se sigue aplicando técnicas de auditoria. En contraste, el enfoque moderno aplica herramientas de inteligencia de negocios.
Asimismo, también hay en la historia reciente adquisiciones que luego de cerrarse la operación, fueron cuestionadas por sus propios compradores (inversionistas) por considerarlas sobrevaloradas llevándolas a los tribunales de justicia por supuesto fraude. Todas esas operaciones, también tuvieron como causa la baja calidad de la información entregada por la empresa objetivo y/o obtenida durante el due dilligence durante el proceso de compra.
Entonces, usted se estará preguntando, ¿Dónde se genera la información que lleva al fracaso muchas operaciones de M&A?. La respuesta es que justamente emerge de las relaciones altamente riesgosas que las empresas tienen con su entorno, es decir con sus stakeholders. El riesgo que representan esas relaciones no está normalmente registrado ni contabilizado en la empresa, pero si tiene un valor que definitivamente debe ser considerado al fijar el precio de venta.
Todos los fracasos en las operaciones de M&A han derivado en poner en cuestión los procedimientos tradicionales que aplica el due dilligence. Con la tecnología al acceso de casi todos, las herramientas de inteligencia de negocios han empezado a ser protagonistas en los procesos de M&A. Si bien el conocimiento que está detrás de estas herramientas no es nuevo, sí el desarrollo que han tenido las tecnologías de la información ha facilitado mucho la aplicación de ese conocimiento. Pero, el centro de estas herramientas no es la tecnología sino la información que proyecta el entorno a partir de la calidad y otras características de las relaciones que ha establecido la empresa objetivo a lo largo de su vida.