Cambios frecuentes en el gabinete limitan la visibilidad del plan de mediano plazo del gobierno y en general reducen la previsibilidad de las políticas, lo que puede erosionar la confianza de inversores. Parece que la parte política va por un lado y la parte económica por otro, pero son dos carriles que se pueden cruzar y las perspectivas de crecimiento económico y de inversión pueden verse afectadas por esa inestabilidad. La calificación de Perú en octubre del año pasado fue revisada pasando de estable a negativa cuando incluso en la pandemia se mantuvo estable. Se quiso dar al mercado la señal de un riesgo a la baja, pero, en medio de un entorno político fragmentado, sumado al legado social de la pandemia, se verá afectada la perspectiva de crecimiento de mediano plazo y, por tanto, la calificación de riesgo país.
NOTICIAS, ANÁLISIS ECONÓMICO Y DE NEGOCIOS