Mientras que las fuerzas políticas de nuestro país se han embarcado en una guerra fratricida, la deuda pública continúa creciendo a un ritmo exponencial que no da señales de moderación. El Gobierno en su ansiada búsqueda de la recuperación económica se ha lanzado en un frenético aumento de sus gastos que, en un contexto de estancamiento de los ingresos tributarios, ha desembocado en un incremento del déficit y de la deuda pública. En esta entrega analizamos la evolución reciente de la deuda pública en el contexto de la actual crisis política y sus consecuencias sobre el futuro de la economía.
En el Gráfico 1 presentamos la evolución de la Deuda Pública en millones de soles para el periodo 2007 – 2017. Observamos que a fines del 2017 la deuda bordeará los 180,000 millones de soles, casi el doble de la deuda registrada a fines del 2007. La mayor parte de este crecimiento se ha realizado a partir del 2014 y coincide con la caída de los precios de los metales, al acabarse el ‘boom’ que empezó en el 2004. Llama la atención que la recuperación de los precios de los minerales, iniciada a mediados del 2016, no haya interrumpido el crecimiento exponencial de la deuda pública.
Cuando en el 2008 ocurrió la crisis financiera mundial y los precios de los minerales colapsaron, el Gobierno recurrió a una elevación de los gastos, pero esta elevación de los gastos no se tradujo en un incremento desmesurado de la deuda pública. Este efecto se puede observar mejor si medimos la deuda pública como porcentaje del PBI.
En el Gráfico 2, se presenta la evolución de la Deuda Pública como porcentaje del PBI para el mismo periodo 2007 – 2017. Observamos que durante el periodo 2008 – 2009, el nivel de la deuda como porcentaje del PBI se mantuvo alrededor del 27 % del PBI para una vez superada la crisis continuar su disminución hasta el año 2014. En el 2008 se logró que la deuda externa llegara a un nivel por debajo del 30 % y las calificadoras de riesgo nos otorgaron el grado de inversión. El acertado manejo de la política fiscal de ese periodo no solo nos permitió superar la crisis financiera mundial sino mantener el grado de inversión.
¿Por qué esta vez no ha funcionado la política fiscal? Debido a que el escenario económico internacional y el nacional esta vez han sido diferentes. En el caso del escenario internacional, los precios de los minerales se mantuvieron deprimidos más que en el 2009. Solo a partir del segundo trimestre del 2016 los precios se recuperaron. En el escenario nacional la situación ha sido peor. El aumento del gasto público se ha dado por el lado del gasto corriente más que por el lado del gasto de capital. Adicionalmente, se han reducido los impuestos. Esta situación se inició durante el gobierno de Humala, pero el gobierno de PPK la ha agravado. La reforma impositiva del ministro Thorne ha sido un fracaso y hasta ahora no se han tomado medidas para corregirla.
A las causales antes señaladas hay que agregar una condicionante que estimamos sea la causa más importante que explica el fracaso de la política contracíclica de los últimos años. Esta causa es la ausencia de reformas estructurales que han deteriorado el ambiente de negocios e inversión. La orientación de izquierda del gobierno de Humala estableció un claro sesgo antiinversión, especialmente en el sector minero, que el gobierno de PPK no ha sabido revertir. La falta de reformas que flexibilicen el mercado laboral, la ausencia de una reforma de la previsión social y la postergación de la reforma tributaria han deteriorado el clima de inversión. El Gobierno debe crear condiciones para promover la inversión privada que es el verdadero motor del crecimiento, pues su magnitud es cuatro veces mayor que la inversión pública. Cada punto porcentual de crecimiento o caída en la inversión privada vale mucho más que los cambios en el nivel de la inversión pública. Además, el crecimiento en la inversión privada no afecta el nivel de deuda del Estado y más bien contribuye a reducir el ratio deuda / PBI.
¿Qué nos espera para los próximos años? Definitivamente la turbulencia política por la que pasamos tendrá un impacto negativo en la economía, especialmente en las expectativas de inversión. En estas circunstancias, el aumento del gasto público contemplado en el presupuesto para el 2018, tendrá un impacto menor en el crecimiento del PBI del próximo año.
En el Gráfico 3, presentamos la evolución del resultado económico del sector público como porcentaje del PBI para el periodo 2007 – 2017. Los últimos datos hasta noviembre de este año nos indican que el déficit del 2017 será de 3.2 % del PBI. Será el 12avo trimestre consecutivo que el sector público registra un déficit. El presupuesto aprobado para el 2018 contempla un déficit de apertura del 3.5 % del PBI. Esto significa que en un escenario de crecimiento del PBI para 2018 cercano al 3 %, la deuda pública podría aumentar hasta en 3 % del PBI. Este resultado haría que el stock de la deuda pública, que ahora se encuentra bordeando el 26 % del PBI, llegue al 29 %, muy cerca del tope de 30 %, lo que nos podría hacer perder el grado de inversión y con ello comprometer el crecimiento de mediano plazo.
La situación podría ser peor si se produce una devaluación del sol producto de la incertidumbre política por la que pasa el país. Una devaluación de la moneda superior al 10 % podría llevar el stock de la deuda pública por encima del 30 % del PBI ya en el 2018. Las autoridades tanto del Ejecutivo como del Legislativo deberían tomar en cuenta el impacto económico que podría causar la dilatación de la actual situación política.