La insoportable naturalidad de la rutina diaria

En el 2012 el periodista Charles Duhigg del New York Times escribió el éxito en ventas “The Power of Habits” (“El Poder de la Rutina”) bajo la consigna que buena parte de nuestra vida transcurre en piloto automático, en una suerte de círculo repetitivo que algunos neuroeconomistas bautizaron como “el loop de la rutina”. En dicho libro Duhigg identificó los tres componentes de la rutina: (1) el “disparador” que puede ser una sensación como tener hambre, sueño, etc., (2) el comportamiento rutinario en sí mismo, y (3) la “recompensa” explicada como el premio que recibe el cerebro y que refuerza el hecho que el hábito en cuestión debe recordarse. Esta secuencia es cíclica, en algún momento volvemos a percibir el disparador y el ciclo se repite. Cada vez que recibimos la recompensa, la actividad cerebral se dispara de inmediato. Al cabo del tiempo, el cerebro anticipa dicha recompensa antes de que realmente se produzca con un pico de actividad cerebral. De este modo se completa el ciclo, repetimos un hábito una y otra vez porque anticipamos y deseamos con ansia la recompensa cuando percibimos el disparador. Una de las principales conclusiones de Duhigg es que es muy difícil cambiar los tres elementos a la vez, la clave está en mantener el disparador y la recompensa, pero modificar la conducta rutinaria.

Para cambiar de hábitos hay que entender su mecánica de funcionamiento y ser consciente de que un 40% de las decisiones que toma una persona a lo largo del día no son meditadas, sino simples rutinas que el cerebro repite de forma inconsciente desde hace meses o años. Duhigg cita como ejemplo su caso personal: el irresistible impulso que le llevaba a comerse una galleta de chocolate hacia las tres de la tarde, pese a haber almorzado al mediodía y, teóricamente, no tener hambre; tras algo de tiempo, logró entender que no era el hambre lo que intentaba satisfacer con la galleta de chocolate, sino la necesidad de hacer una pausa en el trabajo, por lo que sólo pudo dejar atrás este hábito cuando decidió concederse otro premio, el dedicar esos minutos a conversar con amigos. Otra de las ideas interesantes del libro, radica en que los períodos en los que se da a la fuerza un “tsunami de cambios de hábitos” son muy propicios para modificar conductas que se consideran nocivas. Todo este sistema es muy conocido por las empresas de consumo masivo, las cuales saben por ejemplo que las etapas del embarazo y de los primeros meses del bebé son un lapso ideal para bombardear a madres y padres con mensajes publicitarios, porque están más propensos a cambiar la marca de café o de dentífrico que consumen.