Por Jorge Baca Campodónico – Economista Principal de MAXIMIXE
La semana pasada analizamos la estrecha relación que existe entre la inversión y el crecimiento del PBI. Asimismo, identificamos la creciente brecha entre la inversión observada en los últimos dos años y la inversión requerida para generar un crecimiento del PBI que absorba la fuerza laboral que se incorpora al mercado de trabajo cada año. Esta semana volcamos nuestra atención a los componentes de la inversión total: la inversión pública y la privada. Dejamos para una próxima entrega el análisis de las fuentes de financiamiento de la inversión: el ahorro privado, público y el externo. Nuestro objetivo es identificar las causas de la caída de la inversión en los últimos años y proponer soluciones para revertir esta tendencia.
La evolución de la inversión, tanto pública como privada, en los últimos 25 años se presenta en el gráfico de la izquierda. Hasta el segundo gobierno de Belaunde (1980 – 1985), los niveles de la inversión pública eran cercanos a los de la inversión privada como consecuencia de la estatización del sector productivo realizada durante el gobierno militar. Durante el primer gobierno de García la inversión pública colapsó al limitar el pago de la deuda externa y cerrarse el financiamiento del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Esta tendencia fue revertida durante la administración de Fujimori. Es conveniente remarcar, que la recuperación se dio a pesar de la reducción de la presencia del estado en la economía consecuencia del proceso de privatización. Contrario a lo mantenido por muchos analistas económicos, la recesión de 1998 no impidió el crecimiento de la inversión pública especialmente en carreteras, escuelas y postas médicas. La inversión privada también registró una significativa recuperación resultado de las grandes inversiones en minería y los compromisos de inversión asociados al proceso de privatización.
La crisis institucional durante el gobierno de Paniagua y los primeros años de la administración de Toledo se tradujeron en una contracción de la inversión pública y privada. Esta contracción se dio a pesar de la recuperación de los precios de los minerales y la mejoría de la economía mundial. Esta tendencia solo se revirtió en los últimos años del gobierno de Toledo, aunque sin alcanzar los niveles de inversión registrados durante el gobierno de Fujimori.
Durante el segundo gobierno de García, la bonanza económica generada por el boom de los precios de los minerales permitió incrementar significativamente la inversión pública. El significativo crecimiento de la inversión pública vino acompañada por un crecimiento similar de la inversión privada. Sin embargo, el mayor gasto público contra cíclico en el 2009 no fue suficiente para contrarrestar la caída de la inversión privada en el 2008.
La caída de la inversión pública en el último año de García fue revertida en los primeros años del gobierno de Humala. Sin embargo a partir del 2013 se registra un estancamiento en la inversión pública y privada que en el último año se ha convertido en un retroceso. Este retroceso se explica en el caso de la inversión pública por la ineficiencia del aparato gubernamental a nivel central y regional. En el caso de la inversión privada se explica por las trabas burocráticas a la inversión, el escenario internacional y la desconfianza generada por la crisis institucional del actual gobierno.
Del análisis anterior podemos concluir que la participación de la inversión pública en la inversión total es reducida y por lo tanto por sí sola no puede resolver el problema de la brecha de inversión. ¿Significa esto que la inversión pública es irrelevante? La respuesta es no. La inversión pública además de garantizar el nivel adecuado de infraestructura para las labores del estado (educación, salud y defensa) y la actividad del sector privado productivo debe utilizarse para contrarrestar las caídas del ciclo económico (política contra cíclica).
En el gráfico de la derecha observamos que la política contra cíclica ha sido utilizada exitosamente en los recientes periodos de crisis económicas (1992, 1998 y 2008). Sin embargo este comportamiento no se observa en la actualidad debido a la ineficacia del gobierno para aumentar la inversión pública. El gobierno se encuentra paralizado por la carencia de gestión de los programas de inversión pública tanto a nivel regional como gobierno central. Es necesario, por lo tanto, corregir la ley de descentralización para asegurar una gestión eficiente de los gobiernos regionales y revisar los procedimientos que regulan la ejecución de los programas de inversión del gobierno central para asegurar la oportuna aplicación de la política contra cíclica en tiempo de crisis.
Adicionalmente a la aplicación correcta de la política contra cíclica, es necesario asegurar las fuentes de financiamiento de la inversión que corresponden a las tres modalidades de ahorro: externo, público y privado. Este será el tema de nuestra próxima entrega.