El concepto “crecimiento balanceado” en economía tiene dos significados: 1) El PBI total y el Stock de Capital total crecen a la misma tasa, y 2) Todos los sectores económicos crecen con una tasa similar. En una economía de libre mercado estos dos significados deberían coincidir. Sin embargo, la realidad de los países en desarrollo nos dice que esto no sucede así debido a las fallas de mercado. La “Enfermedad Holandesa” (Dutch disease en inglés) es un ejemplo de este fenómeno en el cual un sector (minería) crece mientras que otro sector (manufactura) decrece.
En el Gráfico 1 se presenta la evolución de la inversion total y el stock de capital para la economía peruana en millones de dólares reales del 2007. El stock de capital bordea los 350 mil millones de dólares mientras que la inversión total oscila alrededor de los 35,000 millones de dólares. El stock de capital de este año es igual al stock de capital del año pasado más el flujo de inversión de este año menos la depreciación (deterioro) del capital ocurrido durante al año. Observamos cómo el crecimiento del capital se ha desacelerado a partir del 2013 como resultado de la caída de los flujos de inversión anual. En el momento en que la inversión sea menor que la depreciación, el stock de capital comenzará a caer y por ende también caerá el PBI.
Considerando una tasa de depreciación estimada del 6 %, su valor sería de 21,000 millones de dólares. Si la inversión cayera debajo de ese nivel, el stock de capital comenzaría a disminuir y de igual manera lo haría el PBI. Sin embargo, preocuparnos sólo por el flujo de inversión total no es suficiente para lograr un crecimiento balanceado de todos los sectores económicos. Especialmente en un país como el nuestro que viene apostando todas sus fichas en el sector minero.
En el Gráfico 2 se presenta la evolución de la inversión y el stock de capital para los sectores agricultura, minería y manufactura. Estos tres sectores representan el 50 % del stock de capital total (el modelo PREDICE estima los flujos de inversión y los stocks de capital de 14 sectores de la economía). Observamos que el stock de capital en agricultura es de 27,000 millones de dólares, mientras que en minería y manufactura son de 92,000 y 56,000 millones de dólares respectivamente. Es decir, el nivel de inversión acumulada en el sector agricultura palidece respecto a los niveles de inversión acumulada en los sectores de minería y manufactura. En el caso del sector agricultura la inversión se ha dado en forma discontinua y está asociada a los grandes proyectos de irrigación como Majes, Chavimochic, Olmos y otros, pero si descontamos estos grandes proyectos los niveles de inversión apenas alcanzan para cubrir la depreciación, que ya de por sí es baja en el sector agricultura (tierras, canales, reservorios, etc., tienen tasas de depreciación más bajas que otros sectores).
En el caso del sector minería e hidrocarburos, la inversión en los grandes proyectos mineros e hidrocarburos ha hecho que el stock de capital crezca significativamente. Sin embargo, la naturaleza no renovable de los recursos del sector minería hace que la tasa de depreciación de este sector sea elevada. Como consecuencia el nivel de inversión necesario para mantener el stock de capital es elevado. En los últimos años la inversión ha caído de 22,000 millones a 16,000 millones de dólares, motivando un estancamiento en crecimiento del stock de capital de este sector que se traduce en el crecimiento negativo del sector minería.
En el sector manufactura la situación es dramática. El sector venia invirtiendo un promedio de seis mil millones de dólares por año, lo que significó un crecimiento sostenido del stock de capital. Sin embargo, a partir del 2013, los niveles de inversión en el sector manufactura se han reducido significativamente y apenas llegan a los dos mil millones de dólares que ni siquiera alcanzan para cubrir la depreciación. Como consecuencia el stock de capital ha caíd, lo cual se ha traducido en retracciones sucesivas del PBI manufactura en los últimos años.
¿Por qué no se invierte más en agricultura? El Perú tiene un potencial enorme en la actividad forestal. Si se invirtiera en agricultura la mitad de lo que invierte en minería, es decir 8 mil millones de dólares por año, el Perú podría triplicar su stock de capital en agricultura en 10 años, lo cual significaría triplicar el PBI del sector agricultura o crecer a un promedio superior al 11 % anual. Plantaciones de madera de alta gama como caoba, cedro y otras son técnicamente posibles en la Amazonía. Siembra y cosecha de agua en la zona altoandina para la reforestación integral de la sierra no solamente es técnicamente posible, sino que es una actividad que se complementa con la actividad minera y debiera ser el encadenamiento natural de estas dos actividades. Lo que se requiere es legislación adecuada y seguridad jurídica ya que estas inversiones son de largo plazo de maduración (más de 10 años).
En el caso del sector manufactura, las razones de la retracción de la inversión son de otra naturaleza. En anteriores entregas, ya las hemos mencionado. El dumping predatorio de las importaciones asiáticas, el contrabando masivo por las fronteras del sur, la informalidad generalizada, la ausencia de legislación que flexibilice el mercado laboral, la carga excesiva tributaria en comparación a países vecinos y los ajustes antitécnicos del sueldo mínimo son algunas de las razones que impiden o en muchos casos ahuyentan la inversion privada en el sector manufactura.
Vemos pues que la solución no es solo atraer inversión en el sector minero, sino crear las condiciones para el crecimiento balanceado de todos los sectores de la economía. Lamentablemente ni el presupuesto del Ejecutivo, ni la agenda legislativa del Congreso toman en cuenta esta situación.