Desde el filósofo Aristóteles, padre de la psicología pre-científica, quien en sus aportes intelectuales propuso el concepto “eudaimonia”, palabra griega que significa felicidad, han pasado siglos para que la ciencia que estudia el comportamiento humano y sus procesos cognitivos, se dedicara a este tópico de manera científica.
La Psicología Positiva es la ciencia de la felicidad, la cual ya ha obtenido un posicionamiento mundial, tanto así que todos los 20 de marzo se celebra el “Día Internacional de la Felicidad”.
Por otro lado, la Organización de Naciones Unidas (ONU) hace estudios anuales desde el año 2012 acerca de los países más felices a través del World Happiness Report (WHR). En su estudio del año 2019 WHR clasificó a 156 países por su nivel de felicidad, tomando en cuenta los siguientes tópicos: ingresos, libertad, confianza, esperanza de vida saludable, protección social y generosidad. No sólo hacer una correlación entre la economía y felicidad.
Dentro del ranking elaborado, el primer lugar, por segundo año consecutivo, fue el país de Finlandia, seguido de Dinamarca, Noruega, Islandia y Holanda. La antípoda lo obtiene Sudán del Sur, puesto 156, cuya explicación de los expertos es por su guerra civil que han superado los 400,000 muertos. En Hispanoamérica se tiene que el primer puesto es el país de Costa Rica (12), seguido de México (23), Chile (26), Guatemala (27), España (30), Brasil (32) y nuestro Perú (65). Finalmente Venezuela, ocupa el lugar 108 del ranking y Haití está en el puesto 147.
Entre la principal conclusión del estudio se tiene que la felicidad en el mundo ha retrocedido debido al aumento de ¨sentimientos negativos como la preocupación, la tristeza y la furia, particularmente presentes en Asia y África” (Infobase, 2019).
Actualmente en las multinacionales se gestiona con mucha fuerza el hecho de encontrar lugares felices para trabajar, buscando el bienestar y haciendo que el clima laboral sea un activo intangible importante en la cultura organizacional.
Por ende, el área de gestión humana debe generar estrategias para manejar emociones positivas, hacer que los colaboradores se comprometan con sus actividades generando capacidad de flujo y que ellos sientan que sus fortalezas están al servicio de un ideal. Que tenga sentido y significado lo que hacen, para generar una sociedad cada vez más humana y solidaria. Es allí donde la gerencia general, acompañada por la gerencia de gestión humana, tiene un desafío relevante, no solo generar un desarrollo sostenible, sino hacer que sus colaboradores busquen la felicidad en su quehacer diario, que la gratitud y el perdón sean “armas” para superar las desavenencias inherentes en las relaciones interpersonales, donde más que discutir, se pueda aprender a negociar efectivamente. Todo alto ejecutivo conoce que la productividad está directamente relacionada a una emoción positiva, alto compromiso y alto grado de sentido que tiene tu actividad laboral (significación).
Asimismo, en esta coyuntura del Coronavirus Covid – 19, las principales emociones que han surgido ante la incertidumbre y el confinamiento estipulado por el Decreto de Emergencia Sanitaria dictada por el Gobierno, son: miedo, tristeza y sorpresa; debido al posible contagio del virus, el fallecimiento de un familiar a causa del virus, el trabajo virtual excesivo desde casa, en algunos sectores la desvinculación de trabajadores o la reducción de sus ingresos, convivencia familiar neurótica, la supervisión constante de las clases escolares dentro del seno del hogar, entre otras. Es un desafío para los gerentes y jefes el seguir gestionando las emociones de sus colaboradores y minimizar las influencias medioambientales de la pandemia por medio del soporte emocional: siendo empáticos, dándoles mensajes positivos de confianza, ayudándoles a incorporar los nuevos hábitos sanitarios, de convivencia social y alimenticios; la buenaventura que está por venir después de superar juntos la pandemia. ¡Esa es la verdadera función de un líder con un enfoque de psicología positiva!, crear compromiso permanente, haciendo que la adversidad se convierta en una fortaleza y oportunidad. Esta tarea alcanza no sólo a los directivos de las empresas, sino a los políticos que nos gobiernan, es su responsabilidad ante la historia.
Finalmente, si antes del Coronavirus Covid – 19 estábamos en el puesto 65 del ranking WHR ¿cuál será nuestro nivel de puntuación cuando superemos la pandemia?. Es una respuesta muy difícil de contestar, empero también una ocasión para ver todas las bondades que sí hemos podido obtener en este entorno medioambiental y las competencias que hemos desarrollado, entre ellos, disminuir del analfabetismo digital y reinventarse empresarialmente, y porque no como país.