Recientemente el MEF elevó su proyección de déficit fiscal para este año, de 2% a 2.7% del PBI. ¿Se podrá llegar a la meta si hasta agosto las cifras fiscales muestran un superávit?
Ahí ocurren dos cosas. Lo primero es que el gasto público siempre se acelera en la última parte del año, entonces hay que considerar la estacionalidad en el tiempo. Para muestra de eso, si quieres agarra el déficit en los últimos 12 meses, para que veas que ya estamos en territorio de déficit. No es que nos encante ir a ese territorio, pero muestra una foto claramente no superavitaria. Eso marca mejor la trayectoria.
Lo segundo es que el año pasado hubo temas de una sola vez, como fue la recaudación por la venta de lotes petroleros y empresas mineras, que fueron casi 0.5% del PBI en ingreso extraordinario.
¿Cómo asegurar que un mayor gasto sea de calidad?
No se va a gastar a diestra y siniestra. Una parte importante de la ampliación del déficit no viene por gasto adicional, sino por caída de ingresos. Hay tres grandes fuentes de pérdidas de ingresos: la primera, que explica más o menos el 30% respecto al año pasado es la reforma tributaria.
¿Y el resto?
Las otras más de dos terceras partes del impacto son por menor crecimiento frente a las proyecciones originales: tienes dos años consecutivos de crecimiento menor al esperado, lo que genera un efecto acumulado en pérdida de recaudación. Por eso se pasa de un déficit moderado de 0.2% a un déficit de 2.7%, que es puramente por efecto de la actividad económica.
¿Tienen un cálculo de qué hubiera pasado con el consumo sin la bajada de impuestos?
Se han inyectado más de S/. 4, 000 millones con las últimas medidas, que son 50/50 dirigidas a más liquidez para empresas y consumo privado. Estamos hablando de 0.8% del PBI, pero acá no hay ‘contrafacto’. Algunos dicen “no se nota”, pero yo les diría que justamente se nota porque tienes una economía que sigue creciendo pese a haber tenido el choque de precios de materias primas más grande en la historia, y el crecimiento se ha acelerado.
¿Cuánto será el rebote en los próximos trimestres?
Es cierto que hay una parte importante de sectores primarios, pero hemos pasado de 1% al final del 2014 a 1.8% y a 3% este año. Este trimestre estimamos que vamos a crecer 3.2% y el último debería estar acercándose a 4%.
Sin embargo, el consumo privado está creciendo a su menor ritmo desde el 2009…
Si vemos el comportamiento del consumo privado en el Perú frente a otros países, por ejemplo los de la Alianza del Pacífico, también se está desacelerando, pero bastante más suave que en nuestros vecinos. Eso también responde a las medidas que se han venido implementando; en parte, por lo menos.
Al ampliar los límites de déficit, ¿hay alguna posibilidad de que el próximo Gobierno pueda incumplir persistentemente con la regla fiscal?
No. La regla fiscal ha servido, pero no porque no se haya incumplido o modificado. Si haces una revisión, de alguna u otra manera en todos los años se ha incumplido, pero lo importante es que marca una trayectoria. Estos cambios también se han hecho en el pasado. La regla actual es bastante más moderna que la previa, que permite absorber choques.
¿Cuál es el problema ahora para ampliar tanto el déficit?
El problema es que el impacto del ciclo externo es mucho más fuerte de lo que cualquier regla fiscal puede absorber. Ese es el problema. La alternativa hubiera sido decir, bueno, no modifiquemos la regla y recesemos la economía. Nos damos un ajustón de 2% del PBI y a lidiar con las consecuencias.
Por eso la regla permite un manejo prudente, responsable y contracíclico de la política fiscal; y los cambios que hemos hecho en una situación extraordinaria son permitidos por la regla en una cláusula de escape.
¿Cree que será más difícil cerrar el déficit hacia adelante con ingresos que son, estructuralmente, más bajos que antes?
Lo que vemos visto ahora tiene un componente estructural y uno cíclico. ¿Vamos a tener los ingresos que teníamos cuando el oro estaba en US$ 1, 860 o el cobre en US$ 4.6? No. Esa es la parte estructural que es una pérdida de ingresos permanente, pero eso no significa que los ingresos no crezcan hacia adelante, solo que va a ser más moderado y hay que adecuarse a esa nueva disponibilidad de ingresos.
¿Qué hacer para lidiar con esa nueva realidad?
Hay que continuar con ampliar la base, reducir la evasión y elusión, que es un esfuerzo que tiene que continuar. Eso no va a venir gratis con una nueva subida de precios. No creo, pero ojalá me equivoque y de repente India nos salva. Lo cierto es que el escenario fiscal es más retador de lo que fue en el pasado.
¿Han desplegado funcionarios para apoyar la ejecución de la inversión subnacional? ¿Cuál ha sido su impacto?
Se han formado más de 100 comités de inversiones, se ha ido a apoyar a todas las regiones y creo que aquí nuevamente no hay un ‘contrafacto’ de qué hubiera pasado sin este apoyo.
Cuando cambian las autoridades, en muchos casos cambian las prioridades y en otros han dejado proyectos legalmente entrampados, no han formado sus cuadros, pero en el MEF la dirección de inversión pública está visitando regiones todo el tiempo, y ese apoyo sí se ha dado.
Los sectores no primarios clave, como la industria, están técnicamente en recesión. ¿Le parece que estamos sufriendo de la enfermedad holandesa?
No necesariamente es una enfermedad holandesa. Por un lado hay menor dinamismo de los socios comerciales, por lo que la manufactura para exportación también va a ser menos dinámica. No es un efecto de enfermedad holandesa necesariamente, sino de menor dinamismo económico.
¿Y en el sector construcción no hay indicios de ello?
Hemos tenido una etapa quizá hasta de sobreactividad en el sector inmobiliario, que crecía varias veces el crecimiento de la economía. Ahí probablemente se necesitaba un ajuste natural cuando hay exceso de inventarios, que pasa en cualquier industria. El diagnóstico no necesariamente lo compartimos.
Entonces, ¿la mejor forma de apuntalarlos es con una depreciación del tipo de cambio?
La manera lógica de resolver un problema en la manufactura que va al exterior es generar mayor competitividad, que no se puede generar artificialmente, sino de la manera correcta: más infraestructura, mejor educación, abrir mercados.
El riesgo es el contrario: cuando lo que se pide es por razones políticas o electoreras decir “dame la fórmula maravillosa que actúe de inmediato”. Ahí es donde piden subsidios y una serie de cosas que no funcionan, y lo sabemos por experiencia propia de los 80. Y no vamos a caer en esa tentación.
¿Cómo ven en el MEF la posibilidad de dar incentivos tributarios a la industria acuícola?
Lo importante ahí es tener en cuenta que uno no desarrolla una industria ni soluciona una falla de mercado a punta de incentivos tributarios.
Eso no funcionó en el pasado, Cuando hay una serie de elementos (como la nueva ley acuícola) que cambian las condiciones, en esas circunstancias creo que son condiciones en que uno puede analizar más favorablemente si es que requiere un beneficio tributario con la idea de que son temporales.