Según el Instituto Carnegie para la Ciencia, la selva peruana alberga 6, 900 millones de toneladas de carbono, concentradas principalmente en Loreto, Ucayali y Madre de Dios, de las cuales alrededor del 26% está en áreas protegidas, el 25% en concesiones forestales y el resto está libre.
Esta riqueza natural en los próximos años podría convertirse en una gran palanca financiera para impulsar la inversión privada en proyectos de alto impacto en el desarrollo sostenible de esos tres departamentos del Perú, a través de la emisión de bonos de carbono.
El Perú en el Contexto Mundial
Nuestra selva cuenta con 68 millones de hectáreas de bosques, habiendo hasta el momento emitido bonos comprometiendo la no deforestación de apenas 28 mil hectáreas. En el Perú la deforestación y el cambio de suelo para la introducción de monocultivos como la palma aceitera, es la principal causa de las emisiones de gases tóxicos; 47% de las emisiones de gases de efecto invernadero tienen ese origen, por encima del doble de lo que sucede en el resto del mundo (20%). El activo más valioso de nuestra selva es poseer uno de los sistemas ambientales de vida natural más extensa, compleja y diversa del planeta. Este activo debería ser preservado a través de proyectos que permitan apalancar inversiones y financiamiento que contribuyan a la sostenibilidad del medio ambiente, aprovechando los mecanismos de emisión y colocación de bonos de carbono, dentro del marco del Protocolo de Kyoto.
El Perú es el sexto país con mayor atractivo del mundo para la venta de bonos de carbono. Sin embargo, ha colocado apenas el equivalente al 0, 07% de los certificados emitidos en el mundo. Chile, Colombia y Ecuador nos superan con entre 3 y 15 veces el número de bonos adquiridos. Si bien como país llegamos a presentar 188 proyectos por casi US$ 12.000 millones en la Feria Mundial del Carbono realizada en el 2010 en Alemania (la mitad de tipo energético), la calidad de muchos de ellos todavía no es óptima. Se requiere de una base institucional especializada que permita generar proyectos con capacidad de atraer inversiones. El sector financiero peruano está ingresando tímidamente a participar en el financiamiento con garantía de bonos de carbono. La consultora MAXIMIXE se ha propuesto participar de lleno en la estructuración financiera de proyectos energéticos y de transporte sostenible.
Institucionalidad del Mercado de Bonos de Carbono
El Protocolo de Kyoto, suscrito en 1997 con el objeto de reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), creó un mecanismo de descontaminación denominado ‘bonos de carbono’, por medio del cual se ofrece incentivos a los agentes económicos capaces de desarrollar proyectos que impliquen una mejora significativa en la calidad ambiental. La reducción de los GEI es medida en toneladas de CO2, y se traducen posteriormente en Certificados de Emisiones Reducidas (CER), negociables en el mercado de carbono.
Los bonos de carbono pueden emitirse y venderse dentro del marco de un mercado regulado y otro voluntario. En el mercado regulado se reciben certificados de reducción de emisiones como Certified Emission Reduction (CER), Emission Reduction Units (ERU), Assigned Amount Units (AAU) y European CO2 Allowance (EUA). En cambio, en el mercado voluntario se recibe la Verified Emission Reduction (VER). El mercado regulado es largamente el más importante a escala mundial. Ahí se llegó a transar certificados hasta por US$ 141.9 billones hacia el 2010, mientras en el mercado voluntario ese monto sólo llegó a US$ 424 millones.
Las empresas interesadas en certificar su reducción de emisiones deben cumplir un procedimiento ante autoridades nacionales e internacionales, asumiendo un costo de entre US$ 90, 000 a US$ 170, 000, según el tamaño y complejidad del proyecto. Además de la financiación a través del mercado de bonos de carbono, existen otras fuentes de fondeo directo de recursos internacionales para proyectos ambientales y de desarrollo sostenible:
Fondo Verde para el Clima: de US$ 10, 000 millones, es un mecanismo financiero de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) adoptado a finales del 2011 para financiar iniciativas y proyectos que promuevan estilos de vida sostenibles y contribuyan a la mitigación y adaptación en los países en desarrollo.
- Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF): mecanismo financiero de CMNUCC. Aprox. USD 3.1 billones 1991-2010, USD 1.3 billones 2011-2014[1].
- Fondos de inversión para el calentamiento global-Climate Investment Funds (CIF): aprobados por el Banco Mundial (aprox. USD 6 billones).
- Fondos de la Iniciativa de Energía Sostenible y Cambio Climático (SECCI): administrados por el BID.
- Financiación de fuentes bilaterales: recursos de cooperación técnica internacional que podrían incluir la subasta de derechos de emisión, impuestos al carbono, etc.
- Programa sobre Gestión Integrada del Cambio Climático en las Reservas Comunales de la Amazonía: financiado por el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear del Gobierno Alemán-BMU, por US$ 7.956, 000.
Proyectos de Bonos de Carbono en Cartera y en Operación en el Perú
En el Perú hay 62 proyectos aprobados, de los cuales 45 están operando, implicando 4 millones de toneladas anuales de reducción estimada, y una inversión total de US$ 3, 500 millones. Quedan en cartera 193 proyectos, cuya inversión potencial es de US$ 13, 335 millones y cuya reducción potencial llega a los 35 millones de toneladas de carbono anuales.
Los proyectos a ser financiados a través del mercado de bonos de carbón pueden estar relacionados con la generación de fuentes energéticas renovables (en hidroeléctricas hay 88 proyectos en cartera, con una inversión potencial de US$ 8, 000 millones y una reducción estimada de 18 millones de toneladas de CO2; y en energía eólica hay una inversión potencial de US$ 1, 175 millones), la eficiencia energética (con una inversión potencial de US$ 1, 725 millones), la captura de gas metano en rellenos sanitarios, el reciclaje, la fabricación de productos de tecnología ambiental (turbinas eólicas, paneles solares y bio-combustibles), el turismo sostenible y el transporte sostenible.
Bonos de Carbono e Inversión Privada
Hasta hace poco el mercado de bonos de carbono pagaba entre 14 y 16 dólares por tonelada de dióxido de carbono o similares que dejan de emitirse en la atmósfera. Así, cada proyecto podía generar un ingreso mayor al originalmente esperado, permitiendo alcanzar una mejora de su rentabilidad, disminuir el riesgo y obtener mejores condiciones de financiamiento. Sin embargo, tras vencerse el plazo oficial del Protocolo de Kyoto en el 2012, el precio del bono se fue al piso, situándose entre 2 y 5 dólares por tonelada, ante la falta de un acuerdo entre los países desarrollados y países en desarrollo de alto crecimiento, como China, India y Rusia, que no han estado sometidos a metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La crisis económica europea, también ha frenado el ímpetu de las empresas para demandar bonos de carbono.
Sin embargo, tras la COP 20 realizada en Lima ha resurgido la esperanza de que se pueda sellar un nuevo acuerdo con metas vinculantes, lo que reimpulsaría los precios de dichos bonos. Si bien difícilmente los bonos de carbono volverán a alcanzar los anteriores precios, van a ser una contribución importante para rentabilizar muchos proyectos, al servir de mejoradores del flujo de caja en la estructuración financiera de los mismos. En el Perú cerca del 75% de los US$ 3, 500 millones de inversión en proyectos certificados ha sido hecha por el sector privado. En los próximos 5 años una meta razonablemente ambiciosa sería llegar a los US$ 15, 000 millones.
[1] UNCTAD Panorama general de la IED. Invertir en una economía de bajo carbono. NNUU Nueva York y Ginebra. 2010