La situación por la que atraviesa el país es muy delicada. A la pérdida de varios millones de empleos (se estima en más de 3 millones sobre una población empleada de 16) debido a la pandemia, sobrevino una crisis alimentaria para millones de connacionales de las ciudades y de los sectores más débiles de la sociedad.
El esquema de solo 4 millones de empleos formales y el resto en la economía informal colapsó y mostró con dramatismo la debilidad de la economía peruana para generar empleos en condiciones mínimas de integridad. Ello le otorga a la recuperación del empleo el número uno empatando con salud pública. Veamos más.
1.- Cruzada contra el hambre. Las personas con menores ingresos afectadas por la crisis de demanda (caída de ventas) por la pandemia organizan ollas comunes. Ahora, con la carestía de insumos (gas y combustibles) y alimentos (aceite comestible y grasas, pan y harinas, pollo y otros) es prioritario abastecer a estas familias en estado de alarma que se agrava día a día.
2.- Empleo temporal e ingresos familiares. Estos son los momentos en los que hay que ser muy creativo para desde el Estado diseñar programas de empleo masivo, que permitan que centenares de miles de hogares cuenten con ingresos para atender sus necesidades básicas. Todo ello en coordinación con los gobiernos regionales y locales mientras superamos el ‘bajón’ económico.
3.- Producción intensiva en empleo. En el reacomodo de las potencias exportadoras -especialmente del Asia- de bienes elaborados que literalmente ‘inundan’ los mercados del país a precios muy bajos, el sector productivo nacional de propiedad difundida (industrias de ropa, calzado y mueble) que crea mucho empleo, está amenazado y requiere salvaguardas dentro de las normas de la OMC.
4.- Estimular inversiones que generen empleo. Es urgente un pacto nacional por la reactivación de la producción y el empleo a ser firmado por empresarios, estado y sociedad civil. De este modo, se recuperará la economía con base a la reanimación del consumo y la producción nacional, recuperando una base sólida de lucha por la salud. El Acuerdo Nacional puede ser el ágora donde se geste.
5.- Alza de precios daña a hogares y empresas. Antes del Covid 19 el poder adquisitivo de la población ya había perdido impulso, lo que se agudizó con la pandemia. Ahora, con la subida de combustibles, alimentos y la moneda extranjera, las alzas impactan sobre una demanda débil dañando a familias y negocios pues se trata de economías familiares agobiadas desde el verano de 2020.
6.- Salvar emprendimientos y empresas. La crisis generada por la caída de la demanda de bienes y servicios (por ejemplo, del turismo nacional y extranjero, la comida fuera de casa y servicios conexos) deja ver la poca resiliencia o capacidad de superar la adversidad de actividades productivas claves para el empleo. Es imperativo salvar emprendimientos y empresas que tanto esfuerzo demandó crear.
7.- Nuevos negocios y conocimientos. En medio de las crisis que agobian al país (incluyendo la incertidumbre política), hay que destacar eventos como el ‘Taller de Validación de la Hoja de Ruta Tecnológica de Ingredientes Alimentarios’ (Produce) para detectar oportunidades, diseñar y exportar productos agroindustriales con alto valor agregado. Nuevos productos para nuevos mercados.
8.- Capacidad de gestión, el cuarto elemento. Hay que insistir que la naturaleza e intensidad de los rezagos productivos del país requieren, además de mano de obra, materias primas y capitales, destrezas gerenciales para detectar oportunidades y diseñar los modelos de negocios que permitan hacerse un lugar en los mercados.
9.- Grandes ciudades y vulnerabilidad. El crecimiento poblacional y la migración han convertido al Perú en un país de ciudades con altas concentraciones y crecientes necesidades de bienes y servicios, sin que haya evolucionado al mismo tiempo la promoción del empleo, de la producción y su diversificación. Asimismo, quedó atrás la planificación urbana y el cuidado del medio ambiente.
10.- Tejido económico y digitalización. Se trata de una trama con un sistema dependiente de pocas actividades primarias (commodities), con una débil industria nacional y unos servicios que no se han digitalizado lo suficiente. Solamente pensar en la comercialización de alimentos detenida en el siglo XX o antes, que impide una formación de precios que beneficie al productor y consumidor.
Si el país no recupera pronto el paso su sistema productivo puede sufrir pérdidas que tomaría años recuperar. Estamos en un momento único en el que el tamaño de los desafíos que se viven -agravados por la pandemia- obliga a rediseñar las reglas y acuerdos que nos permitan recuperar el empleo, fuente de ciudadanía y dignidad.
Sugerencia de lectura
El economista Jorge Chávez Álvarez, presidente ejecutivo de la empresa consultora Maximixe, destaca en su columna de los lunes (09/08/2021) elementos de la coyuntura económica a tener en cuenta.